El empleo no se ha distribuido en la misma proporción que el trabajo con malas condiciones. ¿Cuántas migrantes conocen ustedes que sean funcionarias, administrativas en las grandes empresas, dependientas en los grandes almacenes? Podemos decir que les hemos dado el trabajo y nos hemos quedado con el empleo.
Las migrantes nos quitan el trabajo, afirman personajes políticos interesados en que veamos a las personas migradas como enemigas. Y hay quienes, teniendo a sus progenitores cuidados por mujeres migradas, se hacen eco también de esta cantinela. Sorprendente. Y, más aún, que sea precisamente quienes así piensan los que dicen que quien no trabaja es porque no quiere. ¿En qué quedamos?