El Movimiento Feminista ha tenido siempre algunas connotaciones libertarias muy interesantes: nunca ha construido una organización única y centralizada que se pudiera institucionalizar, y nunca ha aspirado a tomar el poder. El MF ha tendido a adoptar fórmulas libertarias siempre desde posiciones más discretas (faltas de la heroicidad masculina), silenciosas, subterráneas, que pretendían ir horadando una dominación ancestral como es el patriarcado.
Muchas mujeres hemos entendido las asambleas del 8M como espacios comunes en los que podamos confluir puntualmente para visibilizar aquello en lo que coincidimos y no convertir esos espacios de consenso en campos de batalla.