Inicio Laboral La letra pequeña: la UE exige una reforma laboral para devolver las ayudas covid

La letra pequeña: la UE exige una reforma laboral para devolver las ayudas covid

por Colaboraciones

Avanza el plazo para que el gobierno español presente los planes de recuperación que desbloquearían las ayudas europeas del fondo Covid. A lo largo de estos meses se han sucedido diversos toques de atención por parte de la Comisión Europea para recordar que ese dinero llega por arriba y se devuelve por abajo, es decir, las principales beneficiarias van a ser las grandes fortunas y empresas
del IBEX35 y va a devolverse a base de un expolio aún mayor de las clases populares.

pesar de que anteriormente la presidenta de la CE Ursula von der Leyden ya había declarado que “Nos alegra que el gobierno español comparta nuestra evaluación de la situación”, para asegurarse de que este pronóstico se cumple no basta con las declaraciones tranquilizadoras de las ministras de Economía y Trabajo, Nadia Calviño y Yolanda Díaz, sino que incluye un mínimo de exigencias en materia de reformas.

A un mes del plazo para presentar dicho plan de reformas con el que hacer frente a la devolución de los fondos, la CE recuerda que el mercado laboral, las pensiones y la unidad de mercado son puntos básicos de las recetas a presentar para desbloquear los fondos. Así, el vicepresidente de la Comisión Europea Valdis Dombrovskis, declaraba que “una reforma integral y ambiciosa del mercado laboral es la primera prioridad”.

Las promesas incumplidas de Unidas Podemos de derogar los aspectos más lesivos de la anterior reforma laboral, como los descuelgues de convenio, podrían verse engarzadas en una nueva reforma laboral, una que pretende extraer todo lo necesario para pagar la deuda restándolo del poder adquisitivo de la clase trabajadora, incluso siendo pensionista. La CE exige un ajuste y un calendario a la altura de los 140.000 millones que van a repartirse entre la burguesía española y el gobierno más progresista de la historia manda un mensaje de tranquilidad que no puede ser para todo el mundo.

Por una parte, esta reforma que debería estar lista en un mes, supondría el enésimo ataque a los derechos laborales de las y los trabajadores para garantizar, en un contexto de crisis económica y social post-pandemia, las ganancias empresariales. Y como parte de ello, atender las necesidades de productividad del mercado laboral actualmente existentes, para garantizar sea como sea la viabilidad empresarial en la situación de crisis histórica, con una caída del 11% del PIB en 2020.

Mientras tanto, unas pocas empresas del IBEX35 acaparan la mayoría de los fondos de la UE. Son estas empresas a las que se les facilita el mecanismo de los ERTE solventados con las arcas del Estado, mientras dejan a cientos de miles de familias sin trabajo.

Así, los Estados se están embarcando en un nuevo ciclo de endeudamiento masivo, y gran parte de esos paquetes de créditos y ayudas terminarán salvando a las multinacionales con dinero público, mientras estas dejan en la calle a millones de trabajadores. Por ejemplo, Endesa aspira a llevarse hasta 19.000 millones de Euros de las ayudas europeas para el periodo post-covid, el 7,3% de los fondos totales.

Rebajar salarios y condiciones es la receta con la que el gobierno, como el resto de gobiernos de la UE de diferente signo, quieren aceitar el rescate de las grandes empresas, junto con una lluvia de millones de dinero público que se convertirán en una pesada hipoteca para las futuras generaciones.

Esta reforma podría ser la excusa para desempolvar los proyectos de la denominada “Agenda Social” de los social liberales del PSOE que figuraba en su programa político, tales como la “mochila austriaca”, que implica un fondo que el propio trabajador se iría generando para pagarse su propio despido. Y, sin duda, la reducción de las modalidades contractuales existentes de cara a flexibilizar, facilitar y abaratar aún más los despidos al dejar los contratos indefinidos en letra muerta.

Se convertirán la mayoría en indefinidos, eso es cierto, pero de facto serán siempre temporales al reducir las indemnizaciones por despido y/o ser sufragadas por el propio trabajador. Esto convertirá la precarización laboral y la explotación máxima de las y los trabajadores por los empresarios, aún más que en la actualidad, en el principio básico de las relaciones laborales.

Frente a la pasividad de las burocracias sindicales mayoritarias, es necesario imponerles el frente único exigiendo un calendario de movilizaciones audaces, fuertes y decididas. Solamente levantando un programa de emergencia y rescate social en favor de la clase trabajadora y las clases populares.

Basado en un calendario de movilizaciones en la calle, unificando los conflictos e impulsado sobre la base de la organización de asambleas en los barrios, centros de trabajo y centros de enseñanza que impulse la lucha hacia una huelga general, puede parar los ataques y plantear la vía hacia un gobierno de las trabajadoras y trabajadores para que la crisis la paguen los capitalistas.

Fuente: Izquierda Diario

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