Las mujeres han estado presentes en las actividades sindicales desde lo que podemos llamar pre sindicalismo (en España desde mediados del siglo XIX) hasta el anarco-sindicalismo en fechas posteriores. Bien es cierto que su presencia siempre fue minoritaria respecto a los hombres y no solo porque el porcentaje de mujeres asalariadas fuera inferior al de sus compañeros.
La revolución de Mujeres Libres se desarrolló con otra lógica en la que no hubo prioridad en los acontecimientos, no hubo modelización, no hubo épica ni heroicidad, la revolución fue silenciosa, poco aparente, sin espectacularidad. Una revolución entendida como mutación cultural que implicaba un cambio vital, una revolución de la vida, de la existencia. Una revolución que transcurrió como un río subterráneo que cuestionó el patriarcado.