Querido José María Fidalgo:
O sea que era así de simple. Nada de procesos graduales y otras zarandajas. Uno se acuesta comunista y a la mañana lo que se está quitando frente al espejo son ya legañas neoliberales. No obstante, te ha costado entrar, porque en el santoral de los traidores apenas quedan ya peanas libres. Son muy conocidos los casos de Pilar del Castillo, de Josep Piqué, de Jiménez Losantos, el más reciente de Rosa Aguilar o el chiripitifláutico de Pío Moa, que pasó de terrorista del GRAPO a historiador histriónico y manipulador oficial del Régimen.