El autor reivindica un anarquismo social que busque confluencias con otros movimientos y tenga capacidad de incidencia en la cotidianidad de la sociedad y del mismo proceso de independencia que vive actualmente Cataluña.
No tengo ni idea de cómo acabará este conflicto sobre la independencia de Cataluña, y no quiero creer en la razón, porque la razón es siempre por el más fuerte o por quien se esconde de las realidades; pero da la mosca en la oreja que este conflicto, en el momento en que se encuentra, cada vez puede ser más transversal e interesante si los ahora intermediadores que se reclaman, al menos por la parte de la Generalitat, de la Iglesia y otros, no tienen el efecto esperado, como es de prever en el caso de la España eterna que parece que continúe en el siglo XIX. Por este motivo, habrá mucha imaginación para contrarrestar la violencia que son capaces de legitimar estos gobiernos.
Pero hablando del anarquismo y su comportamiento hoy, hemos visto como diferentes sindicatos y colectivos han estado a la altura y han convocado huelgas generales y una serie de luchas muy interesantes, como mínimo para conservar la dignidad de las personas , que hoy en día no es poco. Ahora bien, a pesar de observar que el movimiento que en estos días hay en las calles de Cataluña representa una diversidad inaudita ya veces inimaginable, habrá que tener muy en cuenta la singularidad del presente y sobre todo las humildades que se hacen necesarias y que nos deben permitir seguir adelante con mucho ingenio.
Dejando de lado los movimientos políticos por la banda alta, sabemos que el debate actualmente está totalmente desvirtuado y descabezado, es decir, nada es racional; pero creo que los anarquistas no debería ser un problema de independentismo sí o no, sino más bien retomar el debate del 78 donde los anarquistas vilipendiados se quedaron prácticamente solos ante el pacto y reparto del pastel entre franquistas, convergentes, socialistas y comunistas.Ahora, por fin, tenemos la oportunidad de no estar solos contra aquella constitución por la que, como anarquistas, luchamos y votar en contra. Si encuentra demasiado lejos el debate del 78, nada mejor estos días que cuestionar el Estado español actual, que es el único existente. Del hipotético catalán ya hablaremos, por el que todo está por hacer y cuando todo está por hacer pueden pasar muchas cosas y, si acaso,
Creo que el anarquismo del siglo XXI debe volver a ser mucho más social y buscar las confluencias más directos con lo que representan los movimientos sociales de cada momento. Es decir, el anarquismo arraigó cuanto estuvo junto al pueblo con sus propios anhelos y tenemos referencias, por ejemplo, en aquella cabecera de la Solidaridad Obrera de 1931, que decía que los trabajadores asaltaron la CNT, sencillamente, por qué entendieron que era la única organización que los representaba. Por ello es necesario aparcar los purismos que imposibilitan la participación de una parte importante de este anarquismo en la vida cotidiana de la sociedad y que lo hace inviable y elitista.
En definitiva, viendo los movimientos de este nuevo siglo que renace, con los retos globales que llaman urgentemente a la puerta, creo que es necesario una mirada a las posturas del decrecimiento que por el momento solo tienen opciones localistas y federalistas, por eso tenemos muchas cosas a aprender y poner mucha imaginación, lo que le falta a la vieja política e incluso al anarquismo heterodoxa anclado en sus posturas tradicionales del siglo XX.
* Manel Aisa es librero, escritor y documentalista experto en el movimiento obrero libertario. Artículo publicado en la Directa.
https://directa.cat/actualitat/independencia-com-oportunitat-anarquista-de-questionar-sho-tot
