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Entrevista a Oscar Murciano, Secretario de Acción Social de la CGT de Cataluña

por Colaboraciones

“Los trabajadores recordamos perfectamente los recortes del gobierno de Artur Mas en Cataluña”

Mario Hernandez

Rebelión

M.H.: Estamos en contacto con Oscar Murciano, de la CGT catalana. ¿Cuál es la situación política que se vive en Cataluña?

O.M.: Después de un pulso bastante intenso, violento, represivo y con bastante ataque a los derechos civiles y libertades del Estado español, el gobierno institucional a pesar de contar con un buen apoyo popular, como no podía ser de otra manera, ha sido vencido por la parte más fuerte, la del Estado español que ha impuesto la intervención de la Generalitat, el encarcelamiento de personalidades, como lo que indica el artículo 155 de la Constitución española y que después se ha visto definido en la realización de unas elecciones que se han llevado adelante hace algunos días.

Por la parte independentista es una foto fija en la que hay un estado de movilización bastante fuerte e importante desde hace tiempo y que se mantiene inalterable a todo lo que pueda suceder en contra. No habrá una bajada, pero tampoco se produce una subida suficiente como para poder salir de este empate perpetuo.

Por la otra parte, ha habido un hundimiento de lo que sería el Partido Popular, que es el que manda a nivel del Estado español y un reagrupamiento en torno a un partido de derecha liberal que se llama Ciudadanos, que ha captado el voto útil de todos aquéllos que estaban un poco hartos de esta situación y de personas que pueden tener algún tipo de sentimiento de clase pero que en determinado momento si les das a escoger en unas elecciones, independentismo o no, y dicen que no son independentistas.

Entonces, Ciudadanos ha canalizado ese voto útil. La situación ahora es de empate a nivel institucional, pero habrá muchos movimientos. ¿Vendrá Puigdemont o no vendrá? Veremos la respuesta de parte del Estado español que no permitirá una reedición de lo sucedido hasta ahora, aunque muchos movimientos indican que desde la parte institucional política se va a entrar en una fase de relajamiento.

M.H.: Particularmente me interesa mucho este contacto con ustedes, con la CGT catalana, porque en medio de todo lo que estás describiendo, para mí es importante saber cuál es la posición de los trabajadores que habitan Cataluña en relación a esta situación política.

O.M.: Nosotros como sindicato, en diferentes reuniones que se produjeron cuando todo esto cambió de marcha, dijimos bastante claro a partidos de izquierda independentistas que ahora se acordaron de los trabajadores. Es decir, que cuando se veía venir un efecto de represión se pedía la intervención de los trabajadores. Esto es más o menos el resumen de lo que ha hecho el proceso independentista hasta hoy. Una agenda de buenas intenciones, de ideas, de esperanza, pero todo construido en el aire, sin concretarse en reivindicaciones que pudieran ser interesantes en una agenda social concreta de cara a los trabajadores. Porque el propio proceso independentista incluía a partes de la burguesía catalana, elementos de derechas de orden y ley y eso hacía bastante complicado producir esto.

La verdad es que los sindicatos hemos visto con lejanía todo este proceso, porque en cuanto a qué tipo de mundo, qué tipo de proyecto político están poniendo delante no hay nada que a nosotros nos resulte interesante.

Entonces, a nivel sindical hasta el momento en que el Estado amenazó con la represión y se empezaron a ver actos de violación de derechos civiles, de una acción bastante ofensiva a través de todos sus canales y con la revisión de que el 1º de octubre se iba a producir lo que finalmente se produjo, nosotros dijimos que una cosa es que este programa no nos diga nada a nosotros y otra es que permitamos y nos quedemos mirando desde el balcón como se está produciendo un ataque a todo esto.

Entonces, convocamos a una huelga general. Han salido estadísticas de esa huelga hace poco y resulta que ha sido la de mayor seguimiento de los últimos 25 años. Lo cual implica que eso que llamamos clase obrera, la clase trabajadora hizo huelga, porque sino es imposible detener a centenares de miles de personas durante esa jornada de día de huelga.

Nosotros interpretamos que más que una huelga de apoyo al proceso, se trató de un rechazo masivo a la represión de la Policía nacional y la Guardia Civil que había sucedido 48 horas antes y que produjo más de un millar de heridos en las colas de votación. Fue una acción de total rechazo a todo eso.

El españolismo está produciendo una división en la clase trabajadora que es lo más preocupante

Pero vimos que incluso en ese contexto de dureza que hizo que saliera tanta indignación, realmente en centros y sectores con mayor proletarización como el sector del metal, no hubo una respuesta muy fuerte. Eso nos indicaba que ni con eso había una capacidad de movilización, porque entraban más en cuestión el poco mensaje de clase y de un proyecto que no le habla a los trabajadores, porque los trabajadores recordamos perfectamente los recortes que hizo el gobierno de Artur Mas, una parte del pack que está ahora por el proceso independentista entonces se vio bastante de lejos.

Lo que ha pasado posteriormente es que el españolismo, como lo entendemos aquí, está bastante ligado a la herencia franquista, que busca la homogeneización, un rechazo a las diferencias culturales; no tuvo históricamente un arraigo, por diferentes factores, a pesar de que buena parte de la población catalana procede de otras partes del Estado. Pero nunca existió ese punto identitario que podía oponer una comunidad contra la otra independientemente de lo que podía significar una división de clase.

Eso ha cambiado ahora, o algunos pretenden que se acentúe mucho más porque la opción de Ciudadanos es netamente españolista y bajo estos prismas de negación de otro tipo de cultura. Esto está produciendo una división en la clase trabajadora que es lo más preocupante y es la herencia que está dejando este proceso.

Se inició este camino en base a unas ideas vagas de libertades y autodeterminación y se obvió la agenda social que pudiera ser interesante para los trabajadores y esto ha acentuado toda la parte identitaria y ha generado una respuesta también identitaria dentro de lo que sería la misma clase trabajadora.

Esta es la situación en la que estamos, parece bastante claro que hay entornos que apuestan por la repetición de un modelo similar al Ulster con la parte catalana, que sería el enfrentamiento entre dos comunidades y nosotros vamos a hacer lo posible por que esto no sea así, porque sería un desastre para nosotros.

Cuando toda la discusión se está haciendo en base a criterios de identidad, es una derrota para nosotros porque entendemos que cualquier proyecto tiene que ir bajo otros parámetros. Pero el escenario que tenemos ahora es de división y esperemos que no sea el escenario de enfrentamiento que a algunos les gustaría para quedarse mirando desde su sillón con los pies levantados sobre la mesa y esperando que nos peguemos entre nosotros.

M.H.: ¿Cuál es la posición de la CGT catalana frente a todo este cuadro que nos estás describiendo?

O.M.: Nosotros tenemos como CGT de Cataluña acuerdos de congresos a favor de la autodeterminación y concretamente del derecho de autodeterminación del pueblo catalán, es un derecho que está bastante reconocido no solo desde un punto de vista libertario, sino desde el pensamiento de izquierdas, que cada pueblo tiene derecho a escoger su futuro libremente según lo considere.

Nosotros tenemos esto plasmado en acuerdos escritos en Congresos desde 1985. Ahora bien, nosotros entendemos el derecho de autodeterminación no como el derecho de cambio de un Estado a otro, sino un cambio que realmente va mas allá de cambiar la bandera de los amos que nos van a seguir gobernando.

Por lo tanto, nosotros vamos más allá de la autodeterminación, el proceso independentista que se está realizando en Cataluña nos resulta, a pesar de que no sea lo que nosotros pidamos, especialmente interesante aunque no se incorpora un proyecto por los derechos de los trabajadores; pero tampoco estamos en contra, somos gente plural y algunos de los afiliados apoyan el proceso, otros están con una postura escéptica y otros en contra.

Nosotros como organización tenemos que dar los pasos según lo que se va decidiendo, tomamos una postura no general de apoyo, no en contra, pero respetamos el derecho de autodeterminación. Por lo tanto, no vamos a estar jamás en contra de una situación en la que el pueblo catalán escoja su futuro, por eso hemos hecho una huelga general 48 horas después de producirse un acto represivo.

El proceso independentista no tiene ninguna agenda social

M.H.: Has mencionado reiteradamente y me gustaría que detallaras, los términos de esa agenda social que reivindica la CGT catalana.

O.M.: Lo que estaba comentando es que el proceso independentista no tiene ninguna agenda social, carece de ella. No tiene ningún mensaje dirigido a la clase trabajadora. El mensaje que han manejado hasta ahora ha sido la política de recortes siguiendo las directivas de la señora Merkel al pie de la letra.

Todos tenemos muy presentes los recortes que hubo en Grecia, pero realmente los que hizo el gobierno de Mas en términos porcentuales fueron mayores a los de Grecia y no hubo ninguna otra región de Europa en la que se hubieran realizado recortes de esa magnitud.

Esto supuso una operación de cerrar el Parlamento para que se aprobaran y el anterior presidente de la Generalitat tuvo que entrar en helicóptero porque no podía acceder por la oposición de la población.

Entonces, buena parte de la población catalana tiene muy presente esta situación. La agenda social de la CGT de Cataluña está en los términos de una situación de corto, mediano y largo plazo. El largo plazo es el que todos conocemos, no lo vemos accesible ahora, pero tenemos siempre en mente la colectivización de los medios de producción, la toma por parte de los trabajadores del control de la economía y de la cooperación entre ellos para sacar a la sociedad adelante en base a criterios de solidaridad. Esto no lo tenemos como si fuera una frase en una vitrina sino que tenemos muy presente que aquí se consiguió y que tenemos la fuerza suficiente, entonces haremos todo lo posible por ello.

La parte a medio plazo sería una mejora generalizada de las condiciones de los trabajadores, ello solo puede conseguirse poniendo al capital a la defensiva, lo cual implica una convergencia entre el rico movimiento social que tenemos en Cataluña y una relación de fuerzas sindicales que actualmente no se produce, de cara a cambiar la situación actual en la que estamos teniendo a nivel general unas dinámicas de resistencia, pasarlas a unas dinámicas de ofensiva. Mientras no se produzca esta acumulación de fuerzas suficientes para iniciar una fase de huelgas generalizadas y un plan de lucha concreto, no lo tenemos en nuestras expectativas.

Por lo tanto, actualmente nuestras expectativas se basan en una estrategia de allá en donde tenemos fuerza y superamos al sindicalismo de la concertación, que aquí está representado por Comisiones Obreras y UGT, sindicalismo que cuenta al poder, es el sindicalismo de la negociación, de la paz social, allá donde tenemos suficiente fuerza ir por todo y conseguir un encadenamiento de victorias que genere un cambio de dinámica que cree las condiciones para favorecer un cambio de dinámica en otros sectores y empresas que vean que donde se está luchando es el único sitio donde se pueden conseguir mejoras.

En ese sentido en este año hemos realizado varios procesos de lucha, quizás el más concreto sea el de la plantilla del Metro con 27 días de huelga que se mantuvieron hasta que se consiguieron los objetivos demandados.

Esta sería nuestra agenda social, nosotros no confiamos en el Estado, no confiamos en una convergencia política de los intereses de la clase trabajadora con lo que vendría a representar Podemos, por ejemplo, no creemos en Podemos ni tampoco en la CUP, que es el partido de la izquierda radical catalana. No creemos que por la vía institucional la clase trabajadora pueda conseguir mejoras cualitativas, sino que esto vendrá determinado por la capacidad de fuerzas que podamos poner en la calle y eso viene determinado de si somos capaces o no de hacerlo.

Estamos en tres fases de nuestra agenda y todas pasan por un mismo eje que es la lucha. Creemos en el conflicto, que es positivo y como en cualquier batalla, se valoran las fuerzas para ver en qué combate estás en condiciones de presentar una fuerte resistencia y en cuáles harás todo lo posible, pero sabiendo que no podrás modificarlas.

 

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