Hemos entrado en una época en la que las fuerzas políticas de extrema derecha, van a aumentar su presencia institucional y su peso político general en la política europea. Y van a contar con valedores en el ámbito internacional, desde Putin en Rusia a Trump en los estados Unidos de América.
La ciudadanía, en su desamparo, por el impacto de la crisis económica necesitaba chivos expiatorios: los encontró en los inmigrantes. La crisis de los refugiados ha reforzado el discurso en Europa contra los extranjeros, convirtiendo a los nacionales en víctimas y presentando a los inmigrantes como privilegiados que nos roban bienes y derechos.
Por más que aquí, tanto en el conjunto del Estado como en la CAPV, ese tipo de fuerzas sean marginales, si consolidan una presencia significativa en diferentes países, su influjo se dejará sentir en el conjunto de la Unión, muy especialmente en lo que hace a las políticas migratorias.
Desde esta perspectiva se han ido desplegando todos los tópicos del discurso de extrema derecha: antieuropeísmo, repliegue identitario, prioridad a los autóctonos, rechazo a la diversidad cultural. Los atentados del terrorismo yihaidista han reforzado el rechazo al extranjero, convirtiendo a los musulmanes en principal chivo expiatorio.