Todos, a diestra y siniestra, coinciden en buscar imputaciones en el adversario político, y al mismo tiempo en ignorar el único precedente habido en España realmente comparable a lo sucedido en EEUU. El 23-F, perpetrado por un grupo de militares y guardias civiles armados que ocupó a tiros el Congreso de los diputados en 1981.
De un lado, Partido Popular, Ciudadanos y Vox buscan un paralelismo obsceno en los varios <<rodea el Congreso>> habidos, y se lo endilgan a Unidos Podemos (UP), cuando en su arranque los de Iglesias ni existían. Y del otro, se hurga en el acoso al Parlament, obviando que en su origen aquella fue una protesta intergeneracional, apartidista y espontánea contra los crueles ajustes y recortes infligidos en Catalunya desde las instituciones.