La idea del reparto del trabajo como solución a los grandes males que padecemos desde hace décadas no es algo nuevo ni sale de la nada. Inicialmente, como no podía ser de otra manera, quienes no miran más allá de su crecimiento, no como personas si no como parte del sistema económico, en el que nos tienen atrapados a la gran mayoría, tildaron la propuesta de idealista, populista, de imposible, utópica…
