El gobierno de coalición de izquierdas ha optado por ver la botella medio llena, aquello tan cursi de <<frente al pesimismo de la razón el optimismo de la voluntad>>. En castizo, a grandes males grandes remiendos. Según dicen sus líderes, ahora Bruselas va de buenas porque ha aprendido la lección tras el dañino patinazo de antaño. Ya no habrá cobradores del frac por los ministerios escrudiñando las cuentas públicas. Ni abusivas imposiciones de ajustes y recortes. Las recetas frugales aplicadas durante la crisis financiera del 2008 por la Troika (CE, BCE y FMI) han pasado a la historia.
