La expresión PRESIÓN FISCAL no gusta. Lo peor es que no gusta a las clases pudientes porque les suena a pagar más. No gusta a la clase media que se considera la que más aporta a las arcas públicas y no gusta incluso a las clases más desfavorecidas porque les suena sólo a pagar y no recibir.
Analizando la economía desde el año 2000 hasta hoy mismo, un periodo suficiente para considerarlo demostrativo, los países con Presión Fiscal por encima de la media, salvo EE.UU y Gran Bretaña, han tenido un crecimiento económico sostenido y muy superior a la media de la OCDE. Esto nos lleva a afirmar, contra el tópico, que la Presión Fiscal alta no conlleva automáticamente decrecimiento, sino lo contrario.





Sirva de comentario que del conjunto estimado del campeonísimo Fraude Fiscal español, el 72% (43.000 MM €) es adjudicable a las grandes fortunas y grandes empresas, según cálculos del Sindicato de Técnicos de Hacienda (GESTHA), otros “rojos-rojos”. Claro está que la Agencia Tributaria española dedica tan sólo un 20% de sus medios a la Inspección del Fraude Fiscal y así resulta “imposible”.