El coronavirus se ha llevado por delante cientos de miles de puestos de trabajo porque el escenario laboral es un muestrario extenso de todas las formas de precariedad, en el que despedir o extinguir contratos temporales, que ya nacieron de forma fraudulenta en la mayoría de casos, es un recurso fácil, barato y accesible.
Y para no repetir las situaciones y políticas que siguen a todas las crisis económicas (la última de ellas, iniciada en 2008) y evitar que la crisis la pague la clase trabajadora, planteamos una serie de propuestas concretas y plausibles de reforma del marco de relaciones laborales, que entendemos que servirían precisamente para dotar de mayor estabilidad al empleo, mejorar las condiciones de trabajo de numerosos sectores de actividad como los reproductivos y acabar con la impenitente precariedad de las clases populares.