Los autobuses ya están preparados para trasladar a la parroquia sindical, los sindicalistas de ELA por una parte y de CC.OO-UGT, por otra parte, como si de una competición se tratase, se aprestan a demostrar que tanto unos como otros son los ganadores, en la exhibición de sus banderas. Mas en la verdadera competición, en lo respectivo a los logros de la lucha sindical, nada que exhibir: más paro, menos salario, más precariedad, más pobreza, etc.
Si estos sindicatos exhibicionistas se hubiesen implicado con esta misma intensidad, en las movilizaciones de las marchas del 22M, por el derecho de todas las personas a tener una vida digna, en la manifestación de Madrid con la asistencia de cerca de 2 millones de personas, quizás se hubiese doblado la asistencia y quizás algo hubiera cambiado en este desolador panorama laboral. ¿Pero qué se puede esperar de las cúpulas de CC.OO y UGT, cuando se marcan como objetivo el pacto social, en base a una negociación con un Gobierno que para nada necesita negociar?.