Que la noticia con la que nos despertábamos ayer, en la que veíamos que el IPC alcanzaba un récord histórico en los últimos 37 años situándose en un 10,2%, no nos pillara por sorpresa, no quita gravedad al asunto. La sociedad, acostumbrada ya a esta “nueva normalidad”, toma todo este tipo de noticias como algo cotidiano. El precio de la cesta de la compra o el coste que tiene llenar el depósito de gasolina, en aumento vertiginoso, no se acompasan a la subida de los salarios, en muchas ocasiones congelados desde hace años o aumentando muy por debajo de ese índice.
