El presidente de la patronal vasca Confebask, Roberto Larrañaga apuesta por un “nuevo paradigma de empresa basado en la colaboración y la participación en el proyecto empresarial”, es decir un modelo semejante al corporativo fascista que rechazaría la concepción de las relaciones laborales como una confrontación constante entre capital y trabajo.
Confebask plantea “unas retribuciones ligadas a la productividad, los resultados de las empresa“, es decir controlar los salarios y mantenerlos bajos para asegurar los beneficios empresariales eliminando al mismo tiempo la presión obrera sobre los patronos.
Para Confebask: “Ahora se requiere de innovación, rapidez y flexibilidad”, que son “incompatibles” con “la confrontación permanente a la que se suman en Euskadi algunos sindicatos”.