Margaret Thacher lo dijo muy claro, y no se equivocaba: “No pretendo acabar con las clases sociales, porque las habrá siempre. Me basta con acabar con el sentimiento de clase”.
Así se revienta una lucha contra la precariedad desde dentro.
Tras la reforma laboral de gobierno de Zapatero hubo otra reforma también lesiva con los derechos de los trabajadores: la de Mariano Rajoy. En cualquier caso, echando la vista atrás, las relaciones en el mundo del trabajo han ido sufriendo cambios, de forma paulatina, desde los inicios de la democracia. Dichos cambios han ido apostando por una mayor flexibilidad en la contratación y han abaratado las distintas fórmulas de despido. Esto ha supuesto, de facto, que la adquisición de un contrato de tipo indefinido no suponga garantía real en la continuidad en el empleo. El pacto social, por tanto, fue un mal pacto para las clases populares y un gran negocio para los privilegiados.
¿Quiénes han sido los responsables de esta depauperación de las condiciones de trabajo?