ATAQUE AL DERECHO DE HUELGA
El 14 de marzo nos levantamos con la noticia (*) de que el Tribunal Supremo, mediante una sentencia, avala la subcontratación de trabajadores / as en situaciones de huelga. Concretamente, que los clientes de empresas donde sus trabajadores / as hagan huelga, puedan subcontratar servicios a terceros para continuar su actividad. Es decir, la resolución del Supremo autoriza el esquirolaje.
Esta sentencia es, probablemente, el peor ataque al derecho de huelga desde la promulgación del Decreto de 1977. En un contexto de fragmentación de los procesos productivos en cadenas de subcontratación, supone reducir la efectividad de las huelgas y, con ello, la capacidad de las trabajadoras para hacer valer sus derechos. Estamos ante el sueño de la Patronal y los gobiernos a su servicio.
Que el Poder Judicial ni es independiente ni juzga de forma objetiva no es noticia. Bien sabemos que forma parte de los aparatos represores del Estado, pero que de forma tan evidente autorice el esquirolaje contra el que el sindicalismo ha luchado durante tantos años, y hasta el momento ningún órgano judicial había justificado de una manera tan evidente, nos muestra que claramente ya no hay máscaras que pretendan ocultar los verdaderos intereses del Estado, que son los mismos que los de la Patronal.
Esta sentencia es tanto o más grave que las últimas reformas laborales porque esteriliza de forma absoluta en muchos casos, en plena era de la subcontratación, los efectos de la huelga. Es decir, la paralización de la prestación de servicios hasta alcanzar los objetivos de quienes la han convocado. La huelga es una herramienta, un medio en sí misma y si ésta es neutralizada mediante la autorización de la contratación de servicios (en definitiva, trabajadores de otras empresas) nos quedamos sin la forma de presión que equilibra la relación de fuerzas con la patronal.
Lo peor es que, como siempre, el esquirolaje la ejercerán otros compañeros / as afectados por el mismo sector que aquellos que hacen huelga y que, como consecuencia, no sólo perjudicarán a los huelguistas sino también a ellos mismos a corto o largo plazo. En definitiva, una manifestación más de los intereses del estado y la patronal: dividir a la clase trabajadora, reventar sus luchas y enfrentarla con ella misma.
Ante este gravísimo ataque no podemos quedarnos de brazos cruzados. Tendremos que repensar y reconstruir las estrategias de lucha y, más concretamente, las huelgas. Habrá que volver a darles el poder de confrontación para que vuelvan a ser herramientas para hacer prevalecer nuestros intereses ante la patronal. Buscar la colectivización de los conflictos y hacerlos imprevisibles.
Contra los ataques de clase, respuesta de clase!
15 de marzo de 2017
Secretariado Permanente de CGT