Mercedes, la principal empresa vasca, pacta su convenio con una minoría sindical y orilla a ELA

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Un trabajador en la cadena de montaje de la planta de Mercedes en Vitoria.

La lucha sindical en Mercedes, con su particular juego de mayorías y minorías, vuelve a dejar un escenario sorprendente. Así, quien hace medio año parecía quedarse en fuera de juego (UGT) con la pérdida de la presidencia del comité, ahora adquiere un papel determinante; mientras que la central que desde mayo lidera ese órgano de representación social (ELA) tras un golpe de efecto, es la principal damnificada de la situación que se dio ayer en la factoría automovilística vitoriana, la principal empresa vasca.

La dirección de la compañía y una minoría social formada por UGT –aunque es el sindicato mayoritario en la fábrica–, Ekintza y la Plataforma Independiente de Mercedes (PIM) alcanzaron un preacuerdo en la negociación del convenio con el propósito de firmarlo antes de fin de año –el anterior caducó el 31 de diciembre–.

La propuesta es para una vigencia de cinco ejercicios hasta 2020 e incluye, como aspectos principales, subidas salariales del 1,8% en cada año, una paga de reconocimiento a la plantilla de 350 euros en la nómina de diciembre y otra paga variable de resultados que podría llegar en el mejor de los casos a los 1.500 euros. Además, contempla la incorporación de mil operarios con contrato indefinido y la jubilación de 200 trabajadores.

Referéndum entre la plantilla

Ahora este preacuerdo será sometido a referéndum entre la plantilla, en una votación que podría celebrarse la semana que viene. Tras su golpe de mano, la minoría sindical no quiere perder tiempo y busca el apoyo mayoritario de los trabajadores para que el convenio, ahora de eficacia limitada si no se adhiere ninguna otra central, cuente al menos con el respaldo social.

Y a la hora de encontrar compañeros de viaje para que sea de eficacia general –y vincule a toda la planta, ya que si no sólo es para los firmantes del acuerdo aunque lo puede suscribir cualquier trabajador de cualquier otro sindicato a título particular–, la única posibilidad para UGT, Ekintza y PIM es que se sume CC OO, que paradójicamente fue quien en mayo posibilitó el vuelco en el comité para arrebatar la presidencia al ‘ugetista’ Iñaki Andrés y dejarla en manos de ELA (Igor Guevara). La alianza entre los dos sindicatos con implantación nacional se quebraba en Mercedes, la principal industria vasca, que da empleo a 5.000 trabajadores y que este año batirá su récord de producción de vehículos con 135.400.

Ahora, con el preacuerdo de la minoría, el impacto en su línea de flotación lo recibe sobre todo ELA, que siempre ha defendido las mayorías sindicales en cualquier negociación, sobre todo a raíz de que en verano UGTy CC OO pactaran con el Gobierno vasco y la patronal Confebask un acuerdo que, entre otros compromisos, contemplaba dar relevancia y visibilidad a los convenios de eficacia limitada. En este caso, y pese a presidir el comité de Mercedes-Vitoria, ELA queda orillado, al igual que LAB –ni siquiera ha participado en las reuniones de la mesa negociadora esta semana– y ESK.

«Mercadea con eventuales»

El primer sindicato de Euskadi denunció ayer que con su decisión UGT, Ekintza y PIM dan a la dirección «herramientas para que pueda precarizar aún más las condiciones de trabajo, sobre todo de las nuevas incorporaciones». Estas centrales «dan el visto buena a una subida salarial del 1,8%, un 0,7% menos que lo firmado en el anterior convenio (2,5%), en plena crisis», añade ELA, que criticó que «se va a mercadear con los trabajadores eventuales».

También la sección de Comisiones Obreras en la factoría automovilística censuró la maniobra, pero con menos contundencia. «Es la crónica de una negociación anunciada, después de 11 meses impidiendo la unidad de acción del comité». Será en una asamblea de afiliados cuando este sindicato decida su postura, que hasta la fecha siempre ha defendido «no firmar nada en minoría ni un convenio de eficacia limitada».

Los firmantes del preacuerdo destacan que su propuesta «garantiza la consolidación del empleo en la planta y contribuye al enriquecimiento de Euskadi» con la creación de mil contratos indefinidos y «la mejora salarial de los empleados de nuestra factoría». Se trata, según UGT, del «mejor convenio de la automoción a día de hoy» entre las plantas españolas.

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