Maestros/as y profesoras/es de nuestras Islas están dando en estos días la mejor lección de sus vidas. Y lo están impartiendo fuera de las aulas: en la calle, en las asambleas, en su vida cotidiana, alterada por un conflicto que no han provocado y que nadie desearía, pero al que se han visto abocados por la estulticia de los que nos mal-gobiernan.
El binomio ultraderechista de Bauzà-Delgado (“traidores y mala baba”, que dirían los de Al Tall) creyendo que su mayoría absoluta en unas instituciones desprestigiadas les dan patente de corso, intentan aniquilar la enseñanza pública, como marionetas de Wert-Rajoy y, de paso, desnudar la lengua catalana de su papel vehicular en la enseñanza, reduciéndola a niveles subalternos, coloquiales o folclóricos.