Constantemente estamos recibiendo señales directas e indirectas de la necesidad, cuando no la obligación, de comprar. Si nos paramos dos minutos y recorremos todos los meses del año, podemos observar que hay campañas «especiales» para casi todos y cada uno de ellos. Y en los dos restantes, nos bombardean con la campaña «sin IVA» o la del «2×1». No nos dejan momento alguno de pausa o reflexión para analizar la diferencia entre lo necesario y lo excesivo, priorizando la individualidad frente a lo colectivo.
