Personas con empleos temporales, becarias, falsos autónomos, inmigrantes, minorías étnicas, empleadas de hogar, desempleadas y empleadas de bajos salarios, configuran una clase social en ascenso: el PRECARIADO (En 2009 el 70% de los 15,6 millones de asalariados -incluyendo sector público- ingresaban menos de 1.100 euros mensuales).
La mercantilización de las empresas con las externalizaciones, la compra y venta de empresas mediante adquisiciones, fusiones y fracciones, unido a la promulgación de las REFORMAS LABORALES, decretadas por el poder político bajo la dirección del capital financiero, han contribuido a crear un mercado laboral FLEXIBLE.
En primer lugar la flexibilidad numérica o la capacidad de la patronal para poder despedir barata y libremente, defendida por los patronos y los gobiernos a su servicio, presentándola como algo necesario para atraer y retener al capital financiero. La flexibilidad en la contratación ha supuesto el aumento de la eventualidad, salarios más bajo y la pérdida de derechos laborales.
En segundo lugar la flexibilidad funcional ha posibilitado a las empresas una modificación rápida y sin apenas coste de la división del trabajo en su seno, desplazando trabajadores de unas tareas, situaciones y puestos de trabajo a otros, intensificando la inseguridad en el puesto de trabajo.

















El pasado jueves 17 de diciembre, se han distribuido 11.000 ejemplares de esta publicación gratuita en las principales calles y paradas de metro de la localidad. Reparto que ha coincidido con los diferentes actos de cierre de campaña de las elecciones generales.