En su nuevo libro, publicado por VIRUS, vuelve a sorprendernos con el provocador título de Anarquismos a contratiempo. Un título que presupone la existencia de anarquismos a “tiempo”, como el provocador título de Anarquismo es movimiento, su libro anterior, presuponía la existencia de anarquismos estancados, inmóviles, anquilosados. Esos anarquismos en los que las ideas han sido transformadas en dogmas y el ideal en doctrina.
A estas alturas de su obra, Tomás no cesa de mostrarnos su talento para convertir la irreverencia y la provocación en un método que le permite proclamar y afirmar a la vez su heterodoxia e incitarnos a la audacia de serlo para mantener el pensamiento anarquista “ampliamente abierto a los cuatro vientos”. No solo porque tal es la condición del ser anarquista sino también porque “la gran vitalidad del anarquismo nos autoriza tal audacia”, como concluye atinadamente la nota que los editores (Rue des Cascades) del libro en francés han puesto en la contraportada.