“Queremos revitalizar la cultura desde la pasión, el respeto, la pluralidad, la imaginación, el humor, la crítica, el debate, el diálogo y el encuentro. Salir del letargo y perder el miedo que nos ha atenazado durante demasiado tiempo. Necesitamos un pensamiento nuevo, libre, sin cánones impuestos y sin burbujas; necesitamos una nueva creatividad que transgreda los límites que hasta ahora nos han impuesto; donde las generaciones, las culturas, las ciudades, y las identidades dialoguen, se mezclen y se expandan. Queremos recuperar la memoria, hurgar donde otros temen hacerlo y plantear todo lo necesario para sentirnos vivos”.
El primer número de este nuevo regreso de Ajoblanco verá la luz, según sus promotores, la segunda quincena de junio. Por tercera vez sale en papel la revista contracultural y libertaria que tanto éxito alcanzó entre la juventud de los años setenta. En el frente de la misma los veteranos ya la vez entusiastas Pepe Ribas y Fernando Mir apuestan por una nueva etapa intergeneracional que afronte los problemas de nuestro tiempo con decisiones claras que ayuden a romper el impasse en que vive la juventud (y no juventud) del siglo XXI.
Ajoblanco fue el aglutinador de muchos proyectos de todo tipo que iban de la lucha social hasta la ecológica pasando por el feminismo, la sexualidad, la antipsiquiatría, las comunes, la fiesta y un largo etcétera que se puede ver consultando a las hemerotecas la colección de la revista.
Fueron importantes los números de Ajoblanco dedicados a dossiers sobre la enseñanza, sobre los ateneos libertarios, sobre la contracultural, sobre la prensa marginal, sobre la crítica de la vida cotidiana, sobre las energías libres, sobre el propio cuerpo, sobre la cultura libertaria, sobre el naturismo, sobre las comunes, sobre los viajes, sobre el arte, sobre el teatro independiente, sobre las radios libres, sobre el cine libertario, sobre la cocina vegetariana, sobre las drogas, sobre las fiestas populares … uno de los dossiers que tuvo una gran aceptación fue el dedicado a Durruti, en unos momentos que la CNT y el movimiento libertario crecía y sus militantes buscaban raíces y espejos donde mirarse. La revista fue una de las promotoras de las míticas Jornadas Libertarias Internacionales de Barcelona.
Fue también impactante los números extras de Ajoblanco dedicados a las letras: “La linterna literaria”, “La bomba literaria” y “La bombilla literaria”. Estos números extras solían salir coincidiendo con el día de Sant Jordi. La Rambla punto habitual de los puestos de venta de libros a los compradores de la revista se les obsequiaba con una alcahueta en lugar de la popular rosa.
Ajoblanco fue todo una revista que unía colectivos e individualidades de todo de las tierras españolas. Su sección ‘La Cloaca’ era el punto de comunicación y contacto de toda la gente que descubría que no estaba solo en el mundo y que todo había jóvenes que pensaban como él. Sirvió también de coordinación de las comunes tanto urbanas como rurales que aparecieron los años setenta.
Ahora se ha puesto en marcha la Asociación Cultural Ajoblanco, que editará nuevamente la revista en papel con una periodicidad cuatrimestral y con presencia en los quioscos. El equipo de Ajoblanco, para hacerlo realidad, a llamado a colaborar económicamente a través de Verkami. Su Revolvemos es una llamada a participar activamente en el proyecto con la creación de talleres, debates y todo tipo de actos de cultura libre. Para hacerlo posible cuentan con una página web, el Espacio Ajoblanco. Pronto la revista Ajoblanco verá nuevamente la luz, esperamos que alcance los éxitos de las etapas anteriores.
