En una época de crisis donde el paro se ha disparado en torno al 16% en el País Vasco, donde son frecuentes las empresas que cierran por falta de fondos, donde se recortan los servicios sociales con la pérdida de numerosos puestos de trabajo de la Administración, donde cientos de personas son desalojadas de sus viviendas por no poder pagar la hipoteca (En Bizkaia mayoritariamente por la BBK), los partidos políticos, sin excepción, aplauden y se felicitan por el nuevo San Mames.
No se entiende que con fondos públicos los/as trabajadores/as que están realizando las obras hayan tenido que enfrentarse a jornadas de más de diez horas, trabajando incluso los días festivos e incumpliendo los convenios provinciales. No se entiende que no se incluya sistemáticamente en los pliegos de condiciones de contratación de las obras públicas, el requisito de que las empresas adjudicatarias, las contratas y las subcontratas, estén obligadas a aplicar el Convenio Colectivo correspondiente.
No se entiende este dispendio cuando no es una obra para el uso toda la población y se mantiene parada por ejemplo la línea 3 del metro, que necesita 100 millones de euros más de los presupuestados. Solamente se entiende en la perspectiva de que nuestros jefes políticos, como los antiguos romanos, necesitan el «pan y circo» (ahora “alcohol y fútbol”) para mantener al pueblo callado y contento.