La falta de creencias convierte el discurso político en discurso publicitario. El discurso publicitario se basa en la apariencia y esta es la sociedad del espectáculo.
Los grupos sociales, han sustituido a las clases sociales y se identifican por sus opciones de consumo, no por sus formas de producción.
La publicidad es una expresión conservadora tanto desde el punto de vista político como estético y contribuye a la conservación de los valores establecidos.







