También tenemos nuestra responsabilidad las personas que compramos estos productos, que llenan nuestros escaparates de balones de fútbol cosidos por niños esclavos, de espléndidas zapatillas deportivas manufacturadas por ancianas en cuchitriles fétidos, de pantalones vaqueros lavados a la piedra que provocan silicosis y nunca preguntamos por las condiciones de trabajo y de vida de las personas trabajadoras que las realizan.
El trágico incendio que se desató el miércoles en un edificio comercial de ocho plantas en Bangladesh, en el que trabajaban más de 3.000 personas en el momento del origen del fuego, se ha cobrado casi 300 muertes y un millar de heridos. Un millar de personas siguen desaparecidas bajo los escombros.