Una planta de Nissan en Misisipi, la chispa del movimiento obrero en el sur de EEUU

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Bernie Sanders en un mitin en Santa Monica, California, en junio de 2016.

“Nunca había visto una movilización por los derechos laborales tan grande”, dice el veterano del movimiento por los derechos civiles Frank Figgers. “Se trata de una lucha histórica, un paso más sobre la superación de las consecuencias de la esclavitud en Misisipi”. Figgers asiste a un encuentro de 100 trabajadores de  Nissan en una iglesia en la que se prepara el último empujón hacia una elección sindical histórica para 4.000 trabajadores de Nissan que tendrá lugar los días 2 y 3 de agosto en Canton, Misisipi.

La votación es la culminación de una campaña de 14 años organizada por la planta Nissan, en la que el 80% de sus empleados son afroamericanos. Se trata también de una prueba importante para los sindicatos que llevan tiempo luchando por hacer avances en los estados del sur ya que los oficios manufactureros se han mudado a esta parte del país.

Durante años, muchos trabajadores han tenido dudas sobre si contarían con el apoyo suficiente como para poder convocar si quiera una elección. Pero después de que más de 5.000 personas, incluido el demócrata Bernie Sanders y el actor Danny Glover, formasen parte de la  “Marcha en Misisipi” para apoyar la sindicalización de Nissan en primavera, el viaje tomó un nuevo impulso. Si el voto sindical tiene éxito, sería la mayor victoria obrera en Misisipi en más de una generación. Una victoria en Canton enviaría nuevas energías al creciente movimiento sindical que recorre el sur.

Sin embargo, los trabajadores en Canton se enfrentan a una firme oposición por parte de Nissan y a una larga historia de derrotas en votaciones sindicales en el sur en plantas como la de Boeing en Charleston (Carolina del Sur) a principios de año, y la de Volkswagen en Chattanooga (Tenesse), en el año 2014. Por otro lado, la United Automobile Workers (UAW) sí ganó más tarde una votación en una unidad mucho más pequeña de 160 trabajadores de mantenimiento.

Para mostrar a los trabajadores que no están solos, la UAW, junto a la NAACP, grupos comunitarios y unos 300 miembros del clero de Misisipi, han organizado una movilización comunitaria bajo la bandera de la Alianza de Misisipi por la Justicia en Nissan, que copreside Figgers.

Los trabajadores de Nisan comenzaron a reunirse en una iglesia cercana para discutir sobre los sueldos bajos y la seguridad laboral en 2005. Sheila Wilson, una trabajadora de Nisan, asegura que aquellos primeros días no fueron nada fáciles. Muchas miembros estaban asustados, pero recuerda la determinación con la que deseaba lograr una unión sindical.

“Nunca tuve ningún miedo porque sabía que si me dejaba llevar por esa sensación, nunca conseguiríamos nada”, apunta Wilson, hija de antiguos activistas por los derecho civiles. “Si hubiera tenido miedo, nunca estaría donde estoy hoy”.

Finalmente, después de que los trabajadores formasen un comité de organización, la UAW decidió enviar a sus propios coordinadores para ayudarles. Al principio, fue difícil persuadir a los trabajadores para que se sumasen, pero los activistas, muchos de ellos también hijos de activistas, intentaron seguir siendo optimistas.

“Tienes que mantener la mente abierta y ser humilde”, comenta Wilson. “No puedes ser arrogante o tímido. Tienes que estar preparado para hacerles saber cómo te sientes sobre lo que está pasando. Hacerles saber que no están solos y que vas a estar con ellos hasta el final”.

Chip Wells, un nativo de Columbus, Misisipi, ha trabajado en Nissan 12 años, pero tardó siete en involucrarse en el movimiento sindical. Según cuenta, siempre tuvo curiosidad por los sindicatos, pero tenía miedo a que sumarse al movimiento tuviera represalias.

Al final, un compañero le convenció para asistir a su primera reunión sindical en la iglesia. “Nunca lo olvidaré. Tenía miedo. Era un secreto total en nuestros puestos de trabajo. Nadie hablaba del sindicato”, recuerda. “Tenía miedo de que alguien me viera allí y se lo contase al supervisor, o al encargado de recursos humanos. Quedaríamos marcados y habría consecuencias”.

“Te vuelves más valiente”

“Sin embargo no pasó nada”, relata Wells. “Tal y como ellos cuentan en las reuniones, cuanto más sabes de algo, más te involucras, y te vuelves más valiente”.

Durante los últimos cinco años, Wells y su compañero han seguido acudiendo a las reuniones sindicales a pesar de las altas posibilidades de que esto finalmente les afectase. Mientras que la organización sindical había sido capaz de ganar una significativa cantidad de apoyos en la planta, los que apoyaban la iniciativa nunca habían estado cerca de conseguir una mayoría hasta este año.

En enero de este año, los organizadores principales decidieron que era hora de lanzar una campaña total en apoyo a la planta. Pronto comenzaron a planear una gran “Marcha en Misisipi” para demostrar el apoyo comunitario hacia los trabajadores de Nissan.

Al principio, la UAW esperaba que solo aparecieran 1.000 personas. En vez de eso, llegaron más de 5.000 activistas de todos los rincones del sur. Durante el mes siguiente a la marcha, la UAW consiguió 386 miembros nuevos.

“Creo que esto nos abrió las puertas a mucha gente. Mucha gente tenía miedo”, comenta Jeff Moore. “Cuando vieron a un político como Bernie Sanders venir hasta aquí, la gente pensó que si él puede venir y hablar por mí, entonces la gente sabe que tienen nuestro apoyo”.

A principios de este mes, los trabajadores decidieron solicitar elecciones sindicales para aproximadamente 4.000 empleados por hora de mantenimiento y producción.

Nissan, en contra del sindicato

Desde entonces, Nissan ha luchado encarnizadamente contra la iniciativa.

“Los 6.400 trabajadores de Canton son una parte esencial de la familia Nissan, y ellos disfrutan de puestos de trabajo buenos, estables y seguros con algunos de los mejores salarios y prestaciones de Misisipi”, aseguró vía mail a the Guardian Parul Bajaj, portavoz de la compañía. “Dado el historial de la UAW, que incluye huelgas, despidos y cierre de plantas que han representado, está claro que su presencia en Canton podría afectar a la competitividad global de la planta”.

Nissan ha hecho circular vídeos por toda la planta alertando a los trabajadores de los peligros que puede suponer un sindicato y ha alentado a los trabajadores a que acudan a reuniones sobre las dudas que plantea la sindicalización. “Nos han dicho que perderemos prestaciones, y eso es añadir más miedo a nuestros compañeros de trabajo”, apunta Betty Jones, trabajadora que lleva 12 años en Nissan.

“Es como si la empresa estuviera extremadamente desesperada porque son capaces de decir y de hacer cualquier cosa”, dice entre risas Morris Mock. “Tuve un director que me dijo: no te quedes durante mucho tiempo en el mismo sitio o ellos se harán una idea equivocada”.

En otras ocasiones, Nissan ya ha tenido problemas por intentar combatir a la UAW. En 2015, la Junta Nacional de Relaciones Laborales  acusó a Nissan y a su agencia proveedora de trabajadores temporales, Kelly Services, de violar los derechos de los trabajadores. Aunque Nissan ha dicho que está defendiéndose de estas acusaciones, la NLRB añadió nuevas denuncias contra Nissan y Kelly Services en abril de este año por amenazar con cerrar la planta si los trabajadores formaban un sindicato. La NLRB acusó a la compañía de quebrantar la legislación laboral por tener al personal de seguridad realizando altos innecesarios a los sindicalistas.

Nissan ha negado una y otra vez malas prácticas e insistió en que estaba en su derecho de hacer campaña contra el sindicato.

“Bajo la legislación de EEUU, tenemos el derecho de proporcionar a nuestros empleados todos los datos para que tomen la mejor decisión tanto para ellos como para la comunidad de Canton”, respondió el portavoz de la empresa mediante un comunicado. “Queremos ejercer nuestro derecho”.

Los trabajadores de la planta creen que la campaña de Nissan no está funcionando y, en los últimos días de campaña, creen que podrán lograr lo imposible en Canton. También quieren ser la chispa que encienda todo un movimiento en el sur.

“Volviendo al movimiento por los derechos civiles, siempre supimos que las gentes de Misisipi han logrado hacer cosas que la gente decía que no podrían hacer, y han conseguido hacer cosas nunca vistas antes. Ahora, estamos en ese punto con Nissan”, concluye Figgers.

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