Cuando un trabajador está de baja por contingencias comunes (enfermedad común y accidente no de trabajo) es muy habitual que la mutua de la empresa lo llame por teléfono para una revisión “médica”
CatEXIT (Artículo de opinión de Rafael Cid sobre el Referéndum en Catalunya)
“Cataluña como Crimea”
(Xavier Vidal-Folch, El País)
Sacralizar la ley hasta el extremo de suponerla por encima de la democracia suele ser la excusa de los autócratas que no creen necesario justificar sus actos. Esa es la postura de Madrid frente al “desafío catalanista”. Lo dijo Mariano Rajoy durante su comparecencia del pasado jueves para anunciar los recursos ante el Tribunal Constitucional para frenar la “ley del referéndum” y la “ley de transitoriedad”. “Sin legalidad no hay democracia”, sentenció. Fue una utilización pervertida del silogismo.
Porque es exactamente al revés, de abajo-arriba y no de arriba-abajo. Sin democracia no hay legalidad. Y eso es precisamente lo que aquí está en cuestión. Si la ley del Estado, encarnada en la vigente Constitución, puede imponerse al principio del derecho a decidir. El franquismo también era un Estado de leyes, pero no era democrático, porque no contaba con el consentimiento de los gobernados. Un auténtico Estado de Derecho se asienta siempre en valores democráticos o no hay derecho.