NUESTROS MOTIVOS PARA IR A LA HUELGA
Desde CGT hacemos un llamamiento a la reflexión y a la participación en la movilización para salvaguardar la integridad del ferrocarril público, social y sostenible que nos permita preservar derechos laborales y garantizar un futuro estable para todos los trabajadores y trabajadoras del sector.
Como CGT hemos mostrado nuestra preocupación por lo que entendemos una pieza más hacia la privatización del sector ferroviario. No pone solo en riesgo las condiciones laborales de las personas trabajadoras de Renfe Mercancias, sino también aquel en Renfe Fabricación y Mantenimiento, se vería en una posición incierta. La pérdida de cargas de trabajo en favor de nuevas empresas encargadas del mantenimiento del material rodante plantea un panorama preocupante.
Este año el gobierno hacía ostentación de las medidas que estaba tomando para subir las mercancías al tren. A través de planes de ecoincentivos (26.1 millones de euros para los operadores de mercancías de los que 13.7 millones se destinan a Renfe); inversiones en infraestructura: 7.867 millones de euros en el desarrollo de corredores nacionales e internacionales, mejora de las conexiones en puertos y centros logísticos o el desarrollo de terminales intermodales e incluso bonificaciones y rebajas de los cánones cobrados por Adif.
Sin embargo, Renfe ha decidido ceder al menos el 50% de Renfe Mercancías y el control de su gestión a la multinacional MSC, por lo que toda esta inversión y todas estas medidas ahora van a terminar en manos de una empresa privada.
Desde el Sector Federal Ferroviario de la CGT ya mostramos, en solitario a pesar de los múltiples llamamientos que hicimos al resto de organizaciones sindicales, nuestro rechazo a esta deriva, con la convocatoria de paros provinciales y con la concentración celebrada ante el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana el 19 de julio.
En Adif nada asegura que el mantenimiento de la infraestructura, la gestión de la circulación o la seguridad en la Circulación siga siendo realizada por el actual personal, tampoco cuántos trayectos de vía serán transferidos. En Renfe la creación de una nueva empresa no asegura el mantenimiento de las condiciones laborales o la pérdida de derechos laborales adquiridos como el de la movilidad. Lo mismo sucede con el personal que presta servicios auxiliares al ferrocarril (Logirail, Btren, Clece, Althenia…) nada garantiza la continuidad ni la no aparición de nuevos actores ante esta reconfiguración del panorama ferroviario.
A día de hoy, con el cambio en la gestión, nadie puede garantizar que no se produzca la pérdida de cargas de trabajo en favor de empresas privadas, del mismo modo que sucedió con la gestión de la Sanidad o la Educación.
Pero, caeremos en un error si creemos que la afectación del traspaso se centrará únicamente en Cataluña o País Vasco.
A día de hoy el Sector Ferroviario es un engranaje en el que personal de todos los territorios está conectado: Desde el mantenimiento integral de las unidades de Rodalies en el Taller de Renfe en Valladolid hasta la gestión de actuaciones de la Infraestructura desde Madrid.
Hemos vuelto a presenciar la actitud pasiva de los sindicatos mayoritarios, quienes parecen firmar acuerdos sin considerar sus posibles repercusiones.
Una vez más, SEMAF, CCOO y UGT se limitan a dar validez a la partición de Renfe en una nueva sociedad, firmando la adenda sin inmutarse.
Paso a paso, estamos viendo cómo se avanza hacia un proyecto de fragmentar primero, para privatizar después que tendrá afectación a todos los trabajadores y trabajadoras ferroviarias. Lo estamos constatando con Renfe Mercancías once años después.
Desde CGT no permaneceremos impasibles y seguiremos luchando, aunque sea en solitario, por frenar el avance de la privatización que se está produciendo y que no es una mera amenaza, es un hecho constatado.
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