En la nueva legislación del País Vasco se introduce un elemento que nos gustaría analizar: la educación por ámbitos. Vaya por delante que el análisis es genérico, en base a la legislación y los problemas que pueden darse con esta idea y su ejecución. No es una crítica a los posibles sistemas que se estén aplicando ya con la mejor de las intenciones en diversos centros. Por otra parte, señalar que aunque en Euskadi lleve un año y medio, en Valencia se empezó aplicar en la pandemia, y ahí hay referencias más concretas.
En primer lugar, señalar de qué hablamos exactamente. Según la propia ley, la educación por ámbitos es una “organización globalizada e interdisciplinar del currículo relacionando varias disciplinas entre sí, de forma que el ámbito represente más que la suma de las partes, en ese caso, de las materias o áreas que lo componen. El ámbito engloba las competencias específicas, criterios de evaluación y saberes básicos de las áreas o materias incluidas”.
Si se entiende bien, lo que buscan es unir dos materias diferentes, que compartirán horas docentes, competencias y conocimientos, con la idea de obtener un mejor resultado que el que se obtiene dándolas por separado. Evidentemente, la idea suena atractiva e interesante. Y podría funcionar, si no fuera por los siguientes problemas que paso a enumerar, puesto que es una situación a la que nos vamos a enfrentar los docentes en los próximos años, y que va a afectar a nuestro trabajo, condiciones laborales y resultados profesionales.
- Las materias a unir quedan a criterio del centro. “Cada centro, en ejercicio de su autonomía pedagógica y según las necesidades educativas de su alumnado, deberá configurar la organización de los ciclos a lo largo de la etapa, la distribución de áreas, materias o ámbitos en su caso, la distribución de los saberes en los diferentes cursos de cada ciclo y su marco horario de acuerdo con su Proyecto Educativo.” Esto supone un grave problema para profesores sustitutos, que se pueden enfrentar a proyectos de historia-euskera un mes, biología-euskera el siguiente, 15 días de tecnología-euskera, y acabamos lo que queda de curso con inglés-euskera. El caos.
- Si eres el titular de la materia, te vas a enfrentar de golpe a dos problemas obvios: ausencia de materiales que tendrás que crear tu, y coordinación con un compañero en el aula, con los problemas que ello conlleva. No hay materiales bien diseñados para esto, ya lo digo de antemano. Hay algunos proyectos de centros, basados en pedagogías más o menos aceptables, que creo que restan contenidos y consiguen el efecto contrario al marcado en la ley. Generar materiales nuevos de calidad supone un esfuerzo considerable. Deben ser funcionales para dos materias diferentes, fáciles de usar para los profesores, y aportar continuidad a lo que enseñan ambos en sus horas respectivas, sin contar con posibles retrasos en alguna materia, adaptaciones curriculares, DUA etc.
- El siguiente problema es coordinarse con un compañero. Esto requiere un tiempo de reuniones y de conocerse, además de ver qué hace este compañero en el aula. ¿Qué hacemos si uno de ellos basa su enseñanza en flipped classroom, y el otro en la clase magistral, obteniendo ambos excelentes resultados? No va a ser fácil trabajar juntos, ni llegar a acuerdos. Y si encima han tenido alguna discrepancia otros años, todavía va a ser más complejo. Añadid ahora que haya otros dos profesores en el mismo nivel. ¿Van a trabajar aparte generando material nuevo? ¿Se coordinan entre ellos cuatro? ¿Qué horas se les reconocen para esto dentro del horario?
- Vendedores de humo: estos nuevos sistemas se prestan a la venta de purpurina y luces de colores. Proyectos, programas, aplicaciones y burocracia que se van a insertar en nuestra jornada laboral, y nos van a quitar tiempo y fuerzas. No compréis proyectos estupendos de otros centros que llevan un par de años haciéndolos. Simplemente es un ensayo, y cada centro tiene su tipología de alumnos y docentes. Si os venden proyectos maravillosos, preguntad cuáles son los criterios científicos que se han usado para evaluar su rendimiento. Y no, las notas que ponen los propios participantes a sus alumnos en el proyecto no me valen. Eso es una evaluación interna, no un análisis del proyecto. De los programas informáticos, sitios web y demás parafernalia asociada mejor no hablamos, porque aplicaciones hay mil, y cada profesor sabe cuáles le funcionan mejor y cuáles son pérdida de tiempo.
- Por último, señalar que en la ley se establece que a final de año la nota debe ser la misma en las dos materias. ¿Qué hacemos, por ejemplo, si el alumno ha trabajado bien las competencias de euskera, pero no las de biología? Se genera una desigualdad y un agravio comparativo difícil de solucionar. Conflictos sobre los criterios, sobre el trabajo… que van a dificultar más la enseñanza de ambas materias y generarán tensiones. En caso de desigual nota, ¿qué materia es la que tiene más peso? ¿Por qué se impone eso frente a otros criterios? Exige hilar fino y que todos entiendan el proyecto perfectamente.
En conclusión, la educación por ámbitos va a resultar un grave perjuicio para alumnos y docentes. Los alumnos son el conejillo de Indias que se enfrenta a experimentos sin red de seguridad, sin más ayuda que las buenas intenciones que puedan tener los profesores. En cuanto a estos últimos, se enfrentan a un panorama que es bastante desolador. Si eres sustituto, verás el caos absoluto con cada cambio de centro. Si eres funcionario o interino, te enfrentas a reuniones -o peor, ausencia de ellas-, ideas que pueden no seguir tus criterios pedagógicos, ausencia de materiales contrastados, enfrentamientos con compañeros, y sobrecarga de trabajo para sacar la materia. Desde el sindicato ya avisamos de que el sistema no está regulado de forma efectiva, que no hay buenos materiales, y que en ninguna parte de la ley se recogen de forma específica las necesidades de horas destinadas a organizar este tipo de proyectos, que, por su propia descripción, requieren de tiempo para coordinarse y evitar conflictos especialmente a final de curso. Es un brindis al sol, una caja con un envoltorio precioso pero que está vacía. Es uno de los muchos aspectos polémicos de la nueva ley de educación, que va a sobrecargar más a los trabajadores, y además puede ser fuente de conflictos entre ellos.
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