La guerra civil española, y la revolución social, que se desencadenó en julio de 1936 tuvo muchos componentes: social, político, cultural, militar, etc. En ese “etc” se encuentra el componente de género que estuvo presente en el conflicto bélico y también en el proceso revolucionario que el anarquismo puso en marcha en España.
Las mujeres, que habían mejorado con lentitud su situación de marginación y subordinación sistemática (mejora acelerada en el aspecto jurídico durante la II República), se jugaban mucho en el proceso de guerra-revolución y se lanzaron decididas a no permitir el retroceso que supondría la victoria del bando insurrecto.
Mujeres Libres, tanto la revista en mayo, como la organización entre julio y septiembre de 1936, nació en guerra, nació en revolución. Partiendo de las dos primeras agrupaciones, la de Madrid y la de Barcelona, la organización se extendió y llegó a tener alrededor de 20.000 afiliadas y 147 agrupaciones con incidencia especial en Madrid, Cataluña Aragón, Valencia y Andalucía.












En realidad las verdaderas víctimas de la violencia y de la delincuencia son las clases más desfavorecidas. La percepción es que son los de arriba los más perjudicados, pero, en realidad, son los de abajo. Los de arriba tienen más poder, incidencia y son dueños del mensaje dominante. Tienen guardias y a la policía y no son los mas perjudicados.
