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El 15M sigue “vivo” como un modelo de inclusividad y concienciación

por CGT-LKN Ekintza Soziala

Galeano: “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”.

Anteriormente al 15 de Mayo del 2011, los partidos políticos ocupaban todo el espacio político quitando el protagonismo a la sociedad civil. El 15M con la ocupación de las plazas, con sus asambleas horizontales, con su organización autogestionaria, ausencia de representantes, revocabilidad, democracia directa y consenso, consiguió el empoderamiento de la sociedad civil al grito de NO NOS REPRESENTAN, LE LLAMAN DEMOCRACIA Y NO LO ES.

Tanto los gobernantes de entonces como  la mayoría de los partidos políticos, se dedicaron a combatir este movimiento, descalificando y reprimiéndole. (Hoy cínicamente nos dicen que fue positivo). El 15M fue un momento de encuentro de la sociedad civil que consiguió desbordar a los políticos, demostrando que  si queremos cambiar las cosa las tenemos que hacer por nosotrxs mismxs y con nuestros medios.

Este sistema organizativo entre iguales, basado en la cooperación, ha demostrado ser más efectivo que las formas organizativas verticales de los partidos políticos de izquierda y del sindicalismo institucional, como lo demuestra la gran demostración del movimiento feminista y del movimiento pensionista.

Uno de los logros del 15M fue la creación de conciencia política y movilización colectiva, a través de un movimiento asambleario, plural, inclusivo y democrático, que posteriormente se decantó cuando se desmontaron las acampadas, por el impulso de nuevas iniciativas diversificadas en mareas, en plataformas de afectados por las hipotecas, en asambleas de barrio, cooperativas, colectivos como Auditoría Ciudadana de la Deuda o el 15Mparato, que ha conseguido gracias al apoyo económico ciudadano destapar la corrupción en Bankia.

Otros de los muchos logros del 15M ha sido la capacidad de marcar la agenda política de los partidos, no solo los emergentes, donde la reforma constitucional, el derechos a decidir en las cuestiones fundamentales, la trasparencia, la reforma electoral, el impago de la deuda ilegítima, la renta de garantía, entre otras, figuran hoy en los programas electorales de los partidos.

No hay duda que el 15M está vivo y el trabajo autogestionado desde la asamblea, fuera de la lógica electoral, ha demostrado capacidad para dar soluciones a los problemas reales de la gente, con movilizaciones  masivas y persistentes como las del movimiento de pensionistas, en la lucha contra la privatización de las pensiones o de las mareas en defensa de la sanidad o la enseñanza pública, o con la utilización de la desobediencia civil, como en las luchas para impedir los desalojos de las personas afectadas por las hipotecas.

La asamblea del 15M, fue un espacio de confrontación crítica de opiniones. Un lugar para aprender a escuchar y compartir. Un lugar para la búsqueda del consenso, un eclipse de las figuras carismáticas basadas en el arte de la palabra y un lugar para el impulso de la acción.

El 15M fue un movimiento horizontal que nada tiene que ver con Podemos que es un partido jerárquico. El 15M rechazaba los liderazgos fuertes, las figuras carismáticas y el culto a la personalidad. El 15M jamás renunció a su método asambleario y a su práctica de la no violencia. Podemos cambia continuamente de programa y de estructura según lo dicte su cúpula. El 15M sigue vivo como modelo de inclusividad y concienciación.

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