Traicionar el significado de las palabras es una práctica que últimamente utilizan los políticos con el fin de abrillantar la mugre que se esconde en gran parte de sus políticas antisociales. No estamos hablando de palabras polisémicas, nos referimos a la argucia insidiosa que emplean a la hora de tomar medidas impopulares. Así, para reducir los sueldos de quienes menos cobran se habla de ajuste económico, competitividad, etc. Si lo que se quiere es fomentar que el empresariado tenga vía libre a la hora de despedir y mejor aún si el despido sale gratis, con acudir a términos como liberalización de las relaciones laborales, flexibilidad en el empleo o eufemismos por el estilo, es más que suficiente para que una parte del personal no entienda nada o piense que se está hablando de gimnasia deportiva o ejercicios de calentamiento antes de entrar a trabajar.
Recientemente dejaron de emitirse informes de vidas laborales de forma presencial e inmediata para trasladar ese servicio a una empresa privada, eso sí en nombre de la modernidad, rapidez y eficacia que, como no, es el sello distintivo de cualquier acto de la Administración. Como consecuencia, el informe que antes, con la gestión pública, tardaba en emitirse una media de entre 30 segundos y un minuto: pedir D.N.I., teclearlo y pulsar para que se imprima, ahora con la gestión privada puede tardar, en el mejor de los casos, entre 6 y 8 días.