SEAT: FACTORES DE FATIGA: ¡QUÉ FATIGA DE FACTORES!

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Desde el primer momento de la negociación de la plataforma unitaria del pasado convenio colectivo, entendimos todos los afiliados a la CGT que recuperar el factor humano en las cargas de trabajo era nuestro mayor objetivo, ya que en los últimos tiempos no se ha podido frenar este sin fin de “machaqueo” constante o eficiencias como se dice en el “argot capitalista”. Como todos sabéis, no se ha conseguido nada en esa materia y este objetivo no quedó acordado y cerrado en el convenio. Eso sí, para excusarse delante de la plantilla
hay una cláusula adicional numero 4. Dicha clausula adicional 4 dice lo siguiente:

Los temas en materia de productividad y factores de fatiga se tratarán y acordarán en las correspondientes Comisiones de Productividad y, en su caso, en las reuniones con el Comité Intercentros, incorporándose al Convenio Colectivo los acuerdos que puedan adoptarse sobre dichas materias.

Pues bien, estamos ya en el año 2014 y el convenio entro en vigor el 1-01-2011, nosotros hemos exigido una y mil veces en la Comisión de Productividad qué nos expliquen de que narices va esta cláusula y no encontramos ningún tipo de respuesta. Unos simplemente
se limitan a callar y mirar para otro lado (Empresa) y otros nos recuerdan que no somos firmantes del Convenio y no podemos exigir que éste se cumpla (resto de sindicatos). Queremos dejar claro que una cosa es no firmar el convenio por entender que no cumple unas condiciones mínimas encaminadas a mejorar las condiciones de los trabajadores, tanto en materia económica como social y laboral, y otra muy distinta es exigir que lo que sale de la negociación se tiene que cumplir.

Y más algo tan básico como lo que redunda en la salud de los trabajadores; el tan
cacareado motor de esta fábrica. Si conseguimos revisar estos factores de fatiga y adaptarlos a la realidad de las cadenas, dejaremos de ser una fábrica de enfermos, que es en lo que nos estamos convirtiendo de un tiempo a esta parte. Sólo hay que darse una vuelta por las líneas de Montaje para ver la cantidad de muñequeras, coderas, fajas y todo tipo de protecciones que llevan los trabajadores para paliar los dolores producidos por las inhumanas cargas de trabajo que nos han impuesto.

¡ El señor “Turbocalor” y su amigo el señor “Voltaren” se tienen que estar haciendo de oro con nosotros!

CONCLUSIÓN
No queríamos finalizar este Paso a Paso sin hacer una pequeña reflexión, no desde el punto de vista técnico o socioeconómico, sino dando el valor que se merece a algo que parece que han olvidado los dirigentes de las Multinacionales, los gobernantes y hasta nosotros mismos: Somos personas, no máquinas.

Todo lo explicado anteriormente no es otra cosa que técnicas y sistemas para llegar a conseguir algo que ni el más perfecto de los robots es capaz de alcanzar, y que no es otra cosa que hacernos producir hasta la última centésima de segundo, de manera perfecta y sin rechistar. Como si fuéramos una parte más del engranaje de la fábrica.

Nos introducen un programa (carga de trabajo), le dan a un botón (sirena, burra o como queráis llamarla) y ¡¡a producir!!. Se han olvidado de lo que nos hace diferentes de las máquinas, que es nuestra capacidad de decidir y de actuar por nosotros mismos,
Pero lo más preocupante es que parece que nosotros nos hemos olvidado también de esta capacidad que nos diferencia de los autómatas. Nos dan una carga de trabajo y nos ponemos a hacerla sin rechistar porque “es lo que hay y punto”. Y hasta las máquinas, cuando sobrepasan su capacidad productiva, se paran (“se ha caído el sistema”, dicen ahora).

Y cuando nos “averiamos” de manera irreversible, nos sustituyen por otro y asunto acabado. Las máquinas no protestan ni defienden a las demás máquinas. Se limitan a producir, producir y producir.

Pues bien, sólo nosotros somos los que podemos y debemos poner freno a esta maquiavélica pretensión de las multinacionales de convertirnos en máquinas de carne y hueso, y la única manera es desempolvando aquello que nos hace diferentes de ellas y que hemos mencionado al principio: Nuestra capacidad de decidir por nuestra cuenta.

Trabajemos como personas, porque es lo que somos. No olvidemos que, por muchos estudios, cronometrajes, sistemas de trabajo, etc, la última palabra la tiene el que hace el trabajo. Y tampoco olvidemos que, con nuestro trabajo, mantenemos un sistema que, lejos de agradecérnoslo, pretende cometer la mayor aberración posible: Anularnos como personas y convertirnos en meras herramientas que alimenten su insaciable ansia de beneficios y perpetúen un sistema que está podrido.

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