No pueden seguir muriendo personas mientras se ganan la vida y los mal llamados “medios de información” no pueden seguir limpiando la imagen de empresas ni la de políticos que les permiten explotar a miles de personas hasta la muerte.
Seguimos poniendo los muertos en esta guerra. Hace un par de días fallecía un repartidor de Glovo en Barcelona. Tenía solo 22 años. Un camión lo atropelló sobre las 11 de la noche de este sábado mientras trabajaba. El joven murió casi en el acto.
Cada muerte de una persona trabajadora nos entristece profundamente pero también nos llena de rabia. Porque no son muertes, como “maquilla” la prensa burguesa o de masas. Tampoco son números que engrosan estadísticas o simples sucesos que rellenan las últimas páginas de los periódicos. Estos son asesinatos.