Inicio Agitación - MovilizacionesAcción Social Manifestación en defensa del tren Santander-Bilbao

Convocada por la plataforma en defensa del Tren Santander-Bilbao reivindica un transporte público, accesible y de calidad , debido al constante deterioro de la calidad del servicio ferroviario de la línea Santander-Bilbao que representa la única opción de transporte público para los municipios afectados, tanto de Enkarterri como de la Cantabria interior.

La paupérrima oferta de horarios existentes anterior a la pandemia se ha visto todavía más afectada con la excusa del COVID-19, hasta llegar a un único tren diario, solo de ida. A la reducción de las frecuencias de tren hay que añadir el pésimo estado de conservación de las vías, con una alarmante falta de inversiones, supliendo las obras con señales de limitación de velocidad.

Además, la falta de dos tramos para finalizar la electrificación de la vía que quedó incompleta, obliga a mantener las locomotoras a gasoil, lo que conlleva un mayor coste y contaminación. Así mismo, la falta de personal provoca constantes retrasos, transbordos, falta de mantenimiento, falta de información, etc., redundando todo ello negativamente en el servicio y siendo la ciudadanía la perjudicada por tal situación.

Ayuntamientos afectados y multitud de personas se han dirigido en numerosas ocasiones a los responsables de Renfe y Adif, incluso con mociones aprobadas por ayuntamientos como el de Karrantza (una en 2014 y otra en 2016), en las que se denunciaba la situación relatada y se exigían medidas inmediatas. Dichas mociones se enviaron igualmente a los responsables de transportes de Diputación y Gobierno Vasco, solicitando su intermediación pese a no ser competencia propia.

Además, se han mantenido encuentros con todos ellos para abordar este problema, sin que, hasta la fecha, se haya dado ninguna solución. Lo que parece es que, desde esas instituciones, se quieren priorizar, por un lado, otras zonas, como la zona costera de Bizkaia y Cantabria; por otro lado, otros transportes no sostenibles, ni social ni ecológicamente, como el tren de alta velocidad entre grandes ciudades o el transporte para el turismo de élite (Transcantábrico, 5.500,00€ el billete); y, por último, a las grandes empresas de transporte de mercancías para las cabeceras de las líneas.

La infraestructura existente se puede mantener con una modesta inversión en electrificación y acondicionamiento. No se entiende cómo se desentienden de toda la población que viven en los pueblos afectados. Enkarterri no puede ser una comarca de segunda o tercera, así como la Cantabria «interior» tampoco debería serlo.

El hartazgo en la población de estos municipios es general. No se puede ofrecer un servicio de transporte público tan malo, peor incluso que el de hace unos años, en una zona ya de por sí castigada por la falta de infraestructuras y con accesos por carretera también en pésimas condiciones.

Como ejemplo  de lo que está provocando esta situación, las personas jóvenes, para formarse, se ven obligadas a alquilar una vivienda en Bilbao, por la imposibilidad de compaginar los trenes existentes en la actualidad con sus necesidades; viajes que consisten en un único tren sin posibilidad de retorno. Lo mismo ocurre con las personas que se tienen que desplazar por cuestiones laborales, sanitarias o administrativas. Y más teniendo en cuenta el envejecimiento de la población y su mayor dependencia del transporte público. Todo ello incide negativamente en la despoblación que vienen sufriendo nuestros municipios paulatinamente.

«Recomendar» el uso del automóvil como alternativa de transporte en tiempos de pandemia es una irresponsabilidad que no tiene en cuenta que el transporte público colectivo es una opción imprescindible para centenares de miles de personas que cada día utilizan el tren, el metro o el autobús, y, además, supone cerrar los ojos a los graves problemas que el coche ocasiona: contaminación, ruido, ocupación abusiva del espacio, peligrosidad, ineficiencia energética…

Por todo ello, exigen medidas urgentes y eficaces para un transporte público, social y sostenible de calidad para estas comarcas y reclaman al conjunto de las instituciones un plan específico para incrementar la frecuencia, así como las inversiones en mejora y mantenimiento de la línea Santander- Bilbao, en telecomunicaciones, señalización, supresión de pasos a nivel, electrificación, vía, trazados, estaciones, trenes, accesibilidad al tren para las personas con movilidad reducida, adaptación de los trenes para el transporte de bicicletas, etc. No entendemos que, sin darse estos mínimos, se puedan dedicar inversiones multimillonarias en infraestructuras y servicios elitistas basados en la falsa concepción del «todo AVE».

 

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