En los últimos años, la sanidad se ha convertido en una fuente de negocio y algunos han visto la oportunidad de ganar dinero a costa del sistema sanitario que ha ocasionado el debilitamiento de la sanidad pública, cuyas consecuencias han sido patentes a la hora de hacer frente a esta crisis sanitaria.
La crisis del coronavirus ha puesto de manifiesto la importancia de los servicios públicos y, en particular, de la sanidad pública como seguro de vida colectivo.
Solo el esfuerzo e implicación de las y los trabajadores de Osakidetza ha permitido paliar en esta pandemia las carencias de nuestro sistema sanitario. Y lo hemos hecho con una falta alarmante de medidas de protección, cargas de trabajo inaceptables y equipos escasos de personal y medios adecuados.
La plantilla de Osakidetza ha quedado exhausta, física y psicológicamente, con una profesional fallecida; más de 2.000 profesionales contagiados/as por la falta de medidas de protección; el contagio de trabajadores y trabajadoras de Osakidetza ha llegado a lacanzar el 18% del total de positivos de la CAPV, positivos que, en algunas OSIs, han alcanzado al 20% de la plantilla total.
Todo esto es consecuencia de la política de recortes mantenida por el Gobierno Vasco. Incluso en tiempos de bonanza económica las partidas dedicadas a la sanidad vasca han sido muy escasas.
Por ello, exigen al Gobierno vasco que cambie ya y de raíz sus políticas públicas en materia de salud y adopte las siguientes medidas:
- Partida presupuestaria para Osakidetza equiparable a la media europea.
- Incorporación a la plantilla estructural de los empleos ocultos en fraude.
- Consolidación de trabajadoras/es eventuales.
- Reversión de todos los recortes: recuperación del poder adquisitivo, desarrollo profesional, primas de jubilación anticipada.
- Reversión de la privatización de los servicios y mantenimiento del empleo.
- Garantizar la salud y la seguridad de la plantilla.
