Inicio Laboral ¿Por qué Sánchez no derogará la «Ley Mordaza», ni las Reformas Laborales?

¿Por qué Sánchez no derogará la «Ley Mordaza», ni las Reformas Laborales?

por Colaboraciones

POR MANUEL MEDINA PARA CANARIAS SEMANAL.ORG.-

    Pedro Sánchez, el actual presidente del Gobierno de la Coalición PSOE-Unidas Podemos , no se cansó a la hora de reiterar, una y otra vez, durante el tiempo que estuvo en la oposición, que se comprometía a derogar la popularmente denominada «Ley Mordaza». Otro tanto sucedió también con los portavoces de los otros dos  socios que componen la Coalición gubernamental: Izquierda Unida y Podemos.

  

  Conviene recordar a los lectores que la «Ley Mordaza» fue aprobada por un Gobierno que estaba capitaneado por lo más granado de la derecha histórica española, en aquellos momentos encarnada en la inefable figura de un político ultraconservador de pura cepa como fue Mariano Rajoy.

    Desde el punto de vista  gubernamental y de la Gran Patronal española, cuyos intereses pretendía proteger la citada Ley, su aplicación poseía un explícito objetivo: reprimir las multitudinarias protestas sociales que se estaban generando en las calles de todo el Estado español, especialmente durante el período comprendido entre los años 2011-2014.

        España había entrado en un difícil período económico en el que la Gran Banca y el conjunto del establisment deseaba que fueran las llamadas «clases subalternas» las que pagaran el coste provocado por su propia picaresca y sus descalabros financieros. Pero su propósito no era solo evitar que la crisis económica pudiera sustanciarse en un serio descenso de la tasa de beneficios empresariales. Existía  además la posibilidad de intentar, incluso, una multiplicación de sus dividendos, como, efectivamente, terminó sucediendo.

     Las drásticas medidas de austeridad que la Unión Europea obligó a aplicar al Ejecutivo español, empujaron a los dos partidos que se turnaban periódicamente en la Administración del aparato del Estado  a concertar un acuerdo para cambiar un  artículo de la Constitución española, con objeto de permitir que el pago de la ilegítima Deuda Externa prevaleciera por encima de cualquier otro tipo de gasto social. Un cambio constitucional que llevó a cabo José Luis Rodríguez Zapatero, en pleno verano, en un tiempo récord y, huelga decirlo, sin ningún tipo de consulta popular. 

    Para que el tsunami de recortes sociales y privatizaciones que iba a tener lugar  fuera posible, el Partido Popular de Mariano Rajoy implementó luego una Ley de altísimo contenido represivo –la Ley Mordaza-, a través de la cual se pretendía allanar de obstáculos el camino emprendido, coartando  drásticamente las libertades de manifestación y de expresión. No fue aquel, por tanto, un gesto de simple «maldad legislativa». Se trataba de poner al Estado en situación  de responder ante las demandas económicas de la clase social que lo dirige y lo controla.

   Ni que decir tiene que tanto el PSOE como las formaciones que hoy forman hoy parte de su Gobierno de Coalición protestaron en su día  de forma airada en contra de una Ley que, al menos formalmente, estimaban que era un «intolerable atropello» a las libertades públicas. Carece de sentido elucubrar ahora sobre si las tres formaciones políticas citadas eran sinceras o no en su discordancia con aquella represiva normativa legal. En cuestiones de Estado no son los sentimientos expresados los que determinan cúal es el grado de honestidad con el que actúan quienes protagonizan  esta suerte de hechos. Es la praxis, la práctica política, la que define a los individuos a sus organizaciones y las ideologías.

EL COSTE  DE LA LEY MORDAZA

    Para evaluar con precisión algunos aspectos de lo que ha significado la «ley Mordaza»  hay  que recurrir necesariamente a la elocuencia  que ofrecen los números. De acuerdo con los datos de que disponemos, desde que la citada Ley entró en vigor, en julio del año 2015, hasta diciembre del año 2019, se habían impuesto 197.288 sanciones en materia de «seguridad ciudadana». El monto total de la recaudación efectuada a través de la aplicación de las correspondientes sanciones alcanzaba, en esa fecha,  la friolera de 73.000.000 €.

   En el curso de los seis años transcurridos desde que fuera aprobada esta ley, 65 personas han sido condenadas por los tribunales españoles a penas de privación de libertad e inhabilitación, por un supuesto «enaltecimiento del terrorismo». Hasta en cuatro ocasiones el  Estado español ha sido condenado por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos por sancionar penalmente los «insultos» a figuras públicas o institucionales. De ellas, dosfueron por la  aplicación del artículo 490.3 del Código Penal, relativo al peculiar e insólito delito de «injurias a la Corona». Pero la «Ley Mordaza» tuvo, igualmente, otros costes sociales y humanos que no resulta posible evaluar ahora aquí.

LA «PROMESA IMPOSIBLE» DE PEDRO SÁNCHEZ Y DE SU GOBIERNO DE COALICIÓN PROGRESISTA

    El actual presidente del gobierno y cabeza de la llamada «Coalición progresista»Pedro Sánchez, osó  afirmar en su día que «la derecha recorta derechos  y libertades», que  la  «Ley Mordaza» era una prueba evidente de ello, y que la derogaría nada más llegar a La Moncloa.  Seis años después,  parece claro que no estamos ante solamente ante otra «promesa incumplida» por Sánchez,  similar a tantas otras que  son realizadas en los festivales electorales. Dada la importancia que tiene esta Ley, resulta inevitable buscar qué es lo que se esconde en la trastienda de este incumplimiento. ¿Qué imperiosos factores le habrán imposibilitado al presidente del Gobierno cumplir con una promesa tan profusamente aireada como aquella?

   El «Consejo de Administración» de la gran  patronal española,  integrado por la Banca, los poderosos grupos financieros y las empresas del IBEX 35,  que  algunos denominan eufemísticamente con el nombre de «el Gobierno» del país, se enfrenta  de nuevo con un reto  extraordinariamente similar al que tuvieron que afrontar, en su día, los presidentes Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. Los miles de millones de la UE concedidos a España, y que tienen como objetivo el reforzamiento económico del flanco occidental mediterráneo de los consorcios europeos, tendrán como contrapartida una cadena de duros recortes sociales, pérdidas de puestos de trabajo, privatizaciones encubiertas en la Sanidad, la educación y  las pensiones, disminución de las becas, etc.

     Como resultado de las cada vez más frecuentes crisis capitalistas, que terminan asolando aquellos países más débiles que viven bajo ese sistema económico, normas legislativas como la  «Ley Mordaza» se han  convertido  en un instrumento político  imprescindible para contener la presión social de la calle.  Con esto no estamos descubriendo nada nuevo. Al lector le bastaría con  repasar las efemérides económicas del último siglo y medio de la Historia del planeta para  constatar que situaciones como  éstas han sido recurrentes.

      No obstante, si por algún tipo de perentoriedad política  fuera  necesario «cambiar» la citada Ley Mordaza, las modificaciones  introducidas sólo afectarán a sus aspectos más formales, menos sustanciales e importantes.  Tanto su contenido fundamental, como su drástica y efectiva contundencia, continuarán intangibles. Con la Ley Mordaza sucede algo similar a lo que  ha  pasado con  las Reformas Laborales de los gobiernos de Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. Quienes hoy integran el «ejecutivo más progresista de la historia de España» prometieron con inusitada vehemencia que serían derogadas en cuanto alcanzaran el Gobierno del país. El tiempo transcurrido ha demostrado que no fue así. Y no se trata de que los coaligados constituyan una suerte de  despreciable panda de mentirosos compulsivos, sino de que forman parte de un Consejo de Administración -el Gobierno– representante de un poder real que está en otros lugares. Y si no les parece acertada mi hipótesis, den tiempo al tiempo.

https://canarias-semanal.org/art/30978/por-que-sanchez-no-derogara-la-ley-mordaza-ni-las-reformas-laborales

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