Este viernes, día 26 de Marzo CGT-LKN Nafarroa, se ha movilizado por el reparto del trabajo, la eliminación de las horas extras y por la jubilación a los 60 años, con la convocatoria de un paro de dos horas y una concentración ante el Parlamento Navarro, una reivindicación en las antípodas de esas movilizaciones, donde lo que se defiende son los privilegios que se tienen, o que son amenazados, con escasa consideración por las personas que la crisis de la pandemia del COVID les ha sumido en la pobreza o en la exclusión social.
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La destrucción de empleo por causas coyunturales, como la actual crisis por la pandemia, está dejando en la calle a miles de personas trabajadoras directamente, donde los sectores que están siendo más castigados son las personas jóvenes, mujeres y migrantes, más las que se puedan sumar por la reconversión de los numerosos ERTEs a EREs, más el proceso de tecnificación y de racionalización del trabajo, que es ya imparable, con la consiguiente reducción del volumen del empleo, pone en un primer plano la necesidad del reparto del trabajo.
Si los campos hace tiempo se quedaron vacíos en los países industrializados, ahora toca el turno a las fábricas, cada vez más automatizadas y las oficinas cada vez más informatizadas. Si el recurso a la tecnología permite crear nuevos puestos de trabajo, su número es menor que el número de los que destruye.
Mientras disminuyen los puestos de trabajo, el beneficio empresarial está aumentado (excepto las empresas que coyunturalmente se han visto afectadas por la crisis de la pandemia), por el gran aumento de la productividad, pero las personas trabajadoras no se benefician del incremento de la productividad que supone el recurso a la tecnología, ya que estas no son beneficiarias de la empresa, sino un factor de producción de la misma. Solo los propietarios de la empresa y sus máximos gestores salen beneficiados y se apropian de los beneficios del maquinismo, la automatización y la informática, en vez de los ciudadanos en general.
Por lo tanto es posible distribuir entre toda la ciudadanía los beneficios de la tecnología. Esta opción no debe dejarse a la iniciativa privada sino ha de ser tomada por toda la sociedad y puesta en práctica mediante una ley que limite las horas de trabajo, mediante la reducción del tiempo máximo de trabajo, limitando la jornada o la semana laboral, o ampliando los periodos vacacionales y manteniendo los salarios. El efecto indirecto de la reducción del tiempo de trabajo habría de ser, desde luego, la incorporación de más personas al mercado de trabajo.