FCC-Ferrovial y las otras

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Por Amancio Fernández

No es verdad que todas las grandes constructoras españolas sean iguales. Ni mucho menos. Hay dos grupos con claras diferencias entre ellos. Sí es verdad que las constructoras seguirán de moda, que crecen como nadie, que se diversifican sin parar y que se internacionalizan cada vez más.Y cada vez está más claro que ya no son sólo constructoras, sino grandes conglomerados empresariales de servicios, en los que la construcción aporta cada vez menos al pastel de su negocio.

Dos distintas y dispares

Y que a pesar de compartir todas ellas muchos rasgos comunes, hay dos con acusadas peculiaridades, compartidas aunque con matices propios. Desde una internacionalización intensa y persistente, al rechazo a entradas coyunturales en otros sectores, aunque por ahora la bolsa premie generosamente a las que han entrado a rebato en sectores en ebullición —ahora la energía—. Pero en todas ellas se puede reconocer, quizá con mayor nitidez que en otros sectores, el devenir de la economía y de las empresas en los últimos años, hasta llegar a lo que ahora llaman el milagro español: empresas triunfando aquí y en medio mundo.

Un cuarto de siglo

Un buen ejemplo puede ser Ferrovial, en la que analizar su evolución en el último cuarto de siglo supone también seguir los pasos de su actual presidente Rafael del Pino, y los de su consejero delegado, Joaquín Ayuso, pues ambos llevan 25 años en la empresa. Desde entonces Ferrovial ha pasado de ser una empresa constructora con menos de mil empleados a los más de cien mil actuales—de ellos, más de la mitad no hablan ya en castellano— factura casi 15.000 millones de negocio; está presente en más de 40 países y gestiona una amplia gama de negocios. Toda una revolución vivida también por empresas de otros sectores, ahora diversificadas e internacionalizadas. Pero Ferrovial calca este modelo: clara vocación internacional, con cifras crecientes de negocio exterior y ajeno a la construcción. Modelo que practica sin distracciones. Por eso ahora vende su inmobiliaria para potenciar su apuesta internacional y en los servicios.

Londres, ciudad Ferrovial

Ferrovial tiene ya más del 40% de su negocio en el Reino Unido; y creciendo —esta semana se adjudicó el mantenimiento de carreteras en Londres— que ya parece la ciudad-Ferrovial. Allí gestiona el metro, tres aeropuertos, y ahora carreteras. Tiene negocios en Estados Unidos, otra de sus áreas de expansión, Canadá, Australia… Toda una transformación de una pequeña empresa familiar en una multinacional diversificada, especialmente desde que el dúo Del Pino junior-Ayuso pilota la empresa.

FCC, un modelo similar

En este modelo, con algúnos matices, como su apuesta decidida y rentable por el sector cementero, se aplica FCC. Recuperando con rapidez el tiempo perdido en sus reordenaciones accionariales, en las que Esther Koplowitz apostó por mantener la independencia y la estrategia de la empresa; diversificación, sin caer en las modas de otras, y una internacionalización que se acelera. Esta semana se adjudicó la concesión de una autopista en Austria.

Ni mejores ni peores; distintos

Algo en lo que también están otras grandes constructoras, pero en menor medida y con apuestas distintas. Desde la ACS de Florentino Pérez que vende Continental para afianzar sus dos patas en las eléctricas, a la Sacyr de Luis del Rivero, metida de lleno en Repsol, o la Acciona de los Entrecanales con su firme pelea por Endesa, o la OHL de Villar Mir. Tampoco son calcos unas de otras, pero si tienen características comunes y distintas a las de Ferrovial y FCC. Ni mejores ni peores —depende de los gustos de cada cual— pero sí distintas, y con pautas de crecimiento también dispares. Éstas apuestan por operaciones domésticas y en sectores de moda —ahora la energía, antes transportes— y además tienen menor presencia internacional que FCC y Ferrovial. Dos modelos que certifican que el sector constructor no es homogéneo, como tampoco lo es la banca o las eléctricas. En cualquier caso, casi todas las constructoras acumulan éxitos y dinero, están y estarán de moda, y además siguen «mandando en la plaza».

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