RECETA CULIN-ARIA

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Ingre-dientes: Un puñado de currelas baratos, con pocos huevos, unas manos de cerdo, un látigo y unos sindicatos comprados en rebajas.
Preparación: Se cogen los currelas y se les machaca hasta que se note que están desechos y blandengues.
Lavarles bien para quitarles los excrementos y las babas. Se cagan y babean en cuanto ven al cocinero (que es el que tiene la sartén por el mango).
Pon en un local a los currelas y aplástalos, con las manos de cerdo y el látigo hasta que les notes que están al punto.
Si ves que alguno se quema y luego no hay quien lo trague, déjalo reposar un tiempo. Después quítales la piel, las ganas y la ilusión.
Machaca las yemas de los huevos y sírvelo con las manitas de cerdo.
También queda muy bien si utilizas varios chorizos, y que sean estos los que le den color y sabor al revuelto, que siempre quedará mejor si los adornas con una pizca de sindicalismo pero muy suave, que no sirve para nada pero queda muy bonito y presentable a la vista.
Bueno es saber: El currela. ¿Qué se puede decir de un animal del que puede aprovecharse todo? El currela una vez sacrificado cumple una misión importante en la alimentación de los que se aprovechan de él.
El origen del currela domesticado casi se pierde en la noche de los tiempos. Indigno descendiente del currela salvaje, fue utilizado y explotado desde hace siglos. Hoy día es la carne más utilizada porque es fácil de manejar, muy agradecido y casi nunca se pasa.
Lo que produce el currela es muy apreciado, y se puede vivir muy bien de él, gracias sobre todo a su precio siempre moderado.
Para paliar el problema de los que salen duros y problemáticos, conviene recordar que los métodos de crianza actuales han conseguido razas nuevas con un nivel menor de problemas.
Empresario, buen provecho.

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