DSC_0041El jueves día 26 de Diciembre la CGT-LKN de Iruña, se ha movilizado por el reparto del trabajo, una reivindicación en las antípodas de esas movilizaciones, donde lo que se defiende son los privilegios que se tienen o que son amenazados, con escasa consideración por las personas que la crisis les ha sumido en la pobreza o en la exclusión social.

Estamos asistiendo a un constante descenso del número de empleos disponibles como consecuencia de la incorporación de nuevas tecnologías y nuevos modelos organizativos de producción.

La destrucción de empleo puede tener causas coyunturales, como la actual crisis, pero atajar estas causas no evitará la destrucción de empleo, porque el proceso de tecnificación y de racionalización del trabajo parece imparable y con él se reduce cada vez más el volumen necesario de mano de obra.

Si los campos hace tiempo se quedaron vacíos en los países industrializados, ahora toca el turno a las fábricas, cada vez más automatizadas y las oficinas cada vez más informatizadas. Si el recurso a la tecnología permite crear nuevos puestos de trabajo, su número es menor que el número de los que destruye.

¿Por qué la tecnificación de las actividades productivas reduce el empleo?. La respuesta la ofrece la mercantilización del trabajo. Como el trabajo es un coste de producción, y como los costes de producción han de reducirse al mínimo para que el beneficio empresarial sea mayor, hay que esperar que el empresario emplee al menor número posible de personas trabajadoras exigiendo de ellas la mayor cantidad de trabajo posible.

Si la cantidad total de trabajo que es necesaria para la producción se reduce gracias al tecnología, y si permanece constante la cantidad de trabajo que puede exigirse a cada persona trabajadora, el número de estas personas se reducirá.

De este modo, las personas trabajadoras no se benefician del incremento de la productividad que supone el recurso a la tecnología, ya que estas no son beneficiarias de la empresa, sino un factor de producción de la misma. Solo los propietarios de la empresa y sus máximos gestores salen beneficiados y se apropian de los beneficios del maquinismo, la automatización y la informática, en vez de los ciudadanos en general.

Por lo tanto es posible distribuir entre toda la ciudadanía los beneficios de la tecnología. Esta opción no debe dejarse a la iniciativa privada sino ha de ser tomada por toda la sociedad y puesta en práctica mediante una ley que limite las horas de trabajo, mediante la reducción del tiempo máximo de trabajo, limitando la jornada o la semana laboral, o ampliando los periodos vacacionales.

El efecto indirecto de la reducción del tiempo de trabajo habría de ser, desde luego, la incorporación de más personas al mercado de trabajo.

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