TAV-AHTEl mal llamado período de “auge” económico (1996-2007) se sostuvo en una dinámica de creciente endeudamiento privado, que ya en 2007 equivalía a un 311,3% del PIB. Con la llegada de la crisis y la aplicación de la receta clásica de la austeridad y las reformas neoliberales, esa elevada deuda privada se estabiliza, produciéndose un trasvase de deuda al sector público.

 La deuda pública pasa del 41.1% del PIB en 2007 al 101,9% a finales de 2010. De la misma forma, se dispara el porcentaje de recursos públicos destinados cada año a pagar los intereses de esa deuda pública. Éste año está previsto gastar 38.590 millones de euros en intereses (aunque muchos coincidimos en la predicción que la cifra se quedará corta). Pero es que desde el año 2008 a 2012 llevamos gastados 113.156 millones de euros tan sólo en intereses.

 Esta deuda que está ahogando la economía y empobreciendo a millones de personas, además de recortes drásticos en sectores como la sanidad, la educación, los servicios sociales y de dependencia. Esta deuda no la hemos creado la ciudadanía, pero los efectos de la misma son la violación de los derechos humanos, económicos, sociales y culturales, atenta contra una vida digna, genera desigualdades, pone en peligro la soberanía y es producto de la corrupción y de la mala gestión del gobierno y por lo tanto es una deuda ilegítima.

 Las experiencias de países que en América Latina, Asia, África y Europa han tenido que enfrentar crisis de deuda, nos enseñan como se han enfrentado a los dictados de los mercados y de las instituciones financieras internacionales, imponiendo sus propias estrategias y saliéndose de las líneas marcadas, se ha conseguido que no sea la población la que pague con austeridad y reformas neoliberales los costes de la reestructuración de la deuda.

 Si es posible enfrentarse a los mercados e instituciones financieras diciendo NO a la deuda, sin que la consecuencia sea una crisis aún más profunda. Los discursos dominantes nos dicen que eso es imposible, que las “deudas hay que pagarlas”. Pero las experiencias históricas nos muestran que un gobierno decidido a defender los intereses de la mayoría de la población tiene herramientas para cuestionar el pago de las deudas ilegítimas. Experiencias como las de Islandia, Ecuador o Argentina, aunque imperfectas, nos muestran que sí se puede salir de la senda marcada. Para todo ello, es imprescindible contar con el apoyo de la mayoría de la población.

 Durante esta semana las redes sociales de la Plataforma Auditoría Ciudadana de la Deuda (twitter @auditciudadana y facebook facebook.com/AuditoriaCiudadanaDeuda)  se irán colgando artículos sobre transparencia y otros temas relacionados con la auditoría y la deuda.  Además, durante la Semana de la Deuda se publicará el informe sobre Rescate Bancario y sobre Sistema Fiscal, así como el libro “Porqué no debemos pagar la deuda. Razones y Alternativas” (Editorial Icaria).

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