Pues, no, tampoco estamos en la de Igualdad, y eso a pesar de que en el convenio pasado recla- mamos nuestra participación, y de que incluso nos dirigimos al Ministerio de la Mujer que nos volvió a remitir a Telefónica, quien, definitivamente, nos negó la presencia apelando a la torticera excusa de siempre: «No habéis firmado el convenio».
Pero, aún así, y huyendo de protagonismos, la CGT colabora con ella para mejorar las condiciones personales y laborales de la plantilla de Telefónica.
Nuestro trabajo en esta materia es constante: hemos elaborado varios comunicados e informes con las cifras presentadas por la empresa sobre la presencia de las mujeres en Telefónica –el último, publicado en «La Cabina» de octubre–, y también presentamos una propuesta de protocolo de actuación para el «acoso laboral, de género y/o sexual» que, por cierto, es casi calcado al que ahora se utiliza. Y en la última negociación del convenio colectivo, le exigimos que cumpliera con la ley sobre la creación de empleo para personas con discapacidad –los sindicatos mayoritarios estaban más interesados en otros asuntos–.
Es a ellos a quienes les encanta darse importancia, y erigirse en únicos salvadores. Un ejemplo es su informe de la última reunión de esta comisión donde califican de tema «estrella» haber conseguido con su negociación el reconocimiento del permiso por lactancia a la trabajadora o el trabajador, independientemente de si su pareja trabaja o no, algo que ya está contemplado en el Estatuto de los Trabajadores, en su artículo 37.4. Este artículo dice que la lactancia constituye un derecho individual de las personas trabajadoras –hombres o mujeres– y que en caso de que ambos trabajen será ejercido por uno de los progenitores.
Porque nuestro único interés es luchar porque se fomenten los principios de igualdad y exigir que se cumplan los compromisos de la empresa. Pero la actitud de Telefónica, negando derechos reconocidos legalmente, nos obliga a denunciar su hipócrita actitud de no cumplir con la ley a la vez anuncie ser una empresa pionera en materia de beneficios sociales. Y mientras los sindicatos firmantes le hacen la comparsa.
Más les valdría que pidieran explicaciones a la empresa de por qué han retirado el teletrabajo cuando en el propio plan de igualdad se reconoce que es una buena herramienta de conciliación laboral y personal; o de cómo, de manera unilateral, deciden cambiar los turnos y horarios en la mayoría de áreas; o recordarle que ejercer el hostigamiento, la fiscalización y la persecución continua de los mandos a la plantilla no es la mejor fórmula para conciliar.
Por último, en cuanto al envío de «píldoras informativas» sobre el acoso laboral, la CGT dice que primero se deberían dar las instrucciones precisas a la dirección para que cese en sus políticas de sacar beneficios a costa de la salud de las personas y, después, informar detalladamente qué consideración legal tiene el acoso laboral, sexual y/o de género y las consecuencias penales que acarrea.