CGT-LKN de Euskal Herria se suma a esta convocatoria y participará en estas manifestaciones, convocadas por las asociaciones de familiares de usuarios de residencias, Babestu de Araba y Bizkaia, Gipuzkoako Senideak, Irauli Zaintza y Familares de Personas Usuarias de Residencias y Centros de Dia de Araba, así como del Movimiento de Pensionistas de Euskal Herria, por la situación que viven tanto las personas mayores más frágiles, muchas de ellas usuarias de residencias, de centros de día y de servicios de ayuda a domicilio, como sus familiares.
La pandemia ha puesto de manifiesto las carencias que se venían padeciendo en las residencias, tales como; despersonalización, masificación, falta de personal, condiciones precarias de trabajo,…. Hemos permitido como sociedad que la atención a las personas mayores se convierta en un mero nicho de negocio para grandes grupos empresariales (Ballesol, Amavir, Domus Vi, AC Hoteles,…), mientras se ha carnificado la pérdida de peso de la oferta de plazas de gestión pública directa y de las instituciones sin ánimo de lucro, han sido las causas por las cuales han muerto en residencias el Hego Euskal Herria 887 personas en la primera fase de la pandemia.
Es inaceptable que en esta segunda fase de la pandemia se sigan produciendo tantos contagios y otros 242 fallecimientos a 24 de Octubre, ya que no se garantiza una atención de calidad personal y colectiva suficiente.
Los afanes privatizadores y economicistas de las distintas administraciones han derivado en un modelo de negocio y lucro, basado en criterios mercantiles, que busca la rentabilidad económica. Esto permite que estas residencias den una asistencia sanitaria privada, a todas luces precaria. Todo esto supone un grave deterioro de la salud de los residentes. Nos parece muy grave que las administraciones renuncien a contar con un parque de plazas suficientes propio, quedando a merced de la oferta privada.
CGT-LKN demanda de las instituciones públicas más iniciativas que faciliten las condiciones económicas y laborales necesarias para que se puedan asumir los cuidados que precisen las personas dependientes en residencias o en su propio domicilio. Además, consideramos que necesitamos avanzar en un modelo distinto de atención socio sanitaria, en el que el sector público vaya recuperando terreno, en el que se ataje el afán de lucro, la precariedad y la desprotección de las personas usuarias.
Un modelo que, además de lo dicho, pueda hacer de los centros residenciales también unos aliados de la transición ecosocial poniendo la vida en el centro, incorporando energías renovables a sus edificios, integrando los centros en el entorno con circuitos y paseos seguros y accesibles, habilitando huertas y jardines, ….
Además debería venir acompañado de presupuestos e inversiones, generando y empleando fórmulas de reparto de empleo estable, digno y reconocido, donde se reconozca del trabajo de cuidado en domicilios, en gran medida realizado por mujeres inmigrantes, sometidas a unas condiciones de trabajo inaceptables.
Solicitamos un modelo de calidad con criterios claros, donde el contrato asistencial que los centros deben suscribir con cada persona usuaria debería incluir el conocimiento por parte de éstas de los servicios mínimos que éstas deberían recibir y que se incluyan en los conciertos que las entidades acuerdan con las distintas administraciones.
Por último es necesario una mayor participación de las familias y de los agentes sociales, en la evaluación de las medidas y protocolos que se adoptan para hacer frente a la pandemia, así como en la gestión de las visitas y salidas.