En la entrada del Palacio de Congresos Euskalduna, lugar donde se estaba celebrando la junta de accionistas, y por octava vez consecutiva, activistas de la Plataforma contra el BBVA se arrojaban pintura roja como denuncia de los beneficios manchados de sangre, jaleados por las personas concentradas frente al edificio, con una pancarta con el lema «BBVA HILTZAILEA», en referencia al mayor financiador de la industria y exportación armamentística del estado español, a países en conflicto.
Esta entidad bancaria es un ejemplo paradigmático de cómo las empresas multinacionales, y en especial las del sector financiero, se lucran con esta crisis: en el año 2014 el BBVA ha obtenido 2.618 millones de euros en beneficios (25,7% más que en 2013) y su presidente el señor Francisco González cobra un sueldo de 5,44 millones.
El BBVA en materia laboral, continúa destruyendo miles de puestos de trabajo, externalizando sus servicios, recurriendo a subcontratas y personas becarias de empresas que de forma permanente trabajan para el banco, empresas de bajos salarios y altos ritmos de trabajo, de contratos eventuales donde el despido es frecuente y barato.
El BBVA sigue utilizando la vivienda habitual como fuente de beneficios, recurriendo a los desahucios y la ejecuciones hipotecarias por impago, dejando a las familias en la calle.
El BBVA es responsable de la financiación de proyectos que causan una gran destrucción ambiental, con la expoliación de recursos naturales de numerosos países pobres.
El BBVA opera en Paraísos fiscales. Se beneficia del dinero público con la compra de bancos en quiebra y rescatados por parte del gobierno, con millones de euros provenientes del erario público, mientras se jacta de no haber recibido dinero del gobierno.