Inicio Opinion Orígenes de la antropología ultraconservadora de la magistratura española

Orígenes de la antropología ultraconservadora de la magistratura española

por Colaboraciones

Los descendientes de los ganadores, no sólo no han tenido interés en un armisticio sincero con los descendientes de los perdedores, es que desde la muerte del dictador mantienen invariable su posición y su voluntad dominadora. Entre otras razones porque son los mismos detentadores de las propiedades de las que se apoderaron durante y después de la guerra.

     La Ley de Amnistía de 1977 fue  otra argucia para impedir el enjuiciamiento de los delitos de lesa humanidad cometidos por el dictador y sus secuaces. Así, la Constitución es un texto cuyo legislador blindó la mentalidad franquista. Los jueces de la Transición pasaron repentinamente de ser franquistas a demócratas. El Tribunal de Orden Públicó se convirtió en la Audiencia Nacional. Y luego los jueces con su mentalidad conservadora típica del rigor militar del dictador, han ido seleccionando las promociones subsiguientes desde el inicio de esta democracia de mínimos, una modalidad de democracia cercana a la farsa.

      Así es que no habiendo una indubitada separación de poderes; habiéndose respetado el legado y la voluntad del dictador, incluida la restauración borbónica; siendo, en suma, la más activa, política, institucional y económicamente la mentalidad predemocrática, cualquier asunto o delito cometido por los representantes de los ganadores es tratado por la justicia con benevolencia, y no hay esperanza en la solución propia del siglo que vivimos de los conflictos territoriales. Conflictos que magistrados de los Altos Tribunales tratan con una absoluta falta de epiqueya (1): un concepto jurídico fundamental. Pues es, nada menos, la acción hermenéutica, interpretativa, que permite liberarse el juzgador de la “letra” de la Ley (de la justicia) en favor del “espíritu” (la equidadde la misma.

     A este paso, entre no haber intervenido España, como el resto de los países europeos, en las dos grandes guerras que aglutina su mentalidad por la dolorosa vía de vencedores y vencidos obligados a entenderse, por un lado; y sí por el contrario estar presente todavía en la memoria la guerra civil entre connacionales, por otro; al no haber habido (pese a lo que se diga de la Ley de Amnistía de 1977reconciliación alguna al término de la dictadura; y la falta de unos tribunales compuestos por magistrados de mentalidad “europea” conducidos por la epiqueya, jamás España podrá equipararse, y ni siquiera aproximarse, ni al espíritu ni a la voluntad democrática de toda, virtualmente, su población.

  De modo que hasta que esa mentalidad (dispuesta sobremanera a retener las ventajas, las posiciones y los privilegios de clase que le dio el triunfo en la guerra civil y luego la dictadura) no entre en razón por sí misma o no sea doblegada por la razón y el espíritu de la libertad entendida en su sentido contemporáneo de las naciones realmente democráticas, en España seguirá rigiendo de hecho (esperemos que no de derecho) la mentalidad ultraconservadora, franquista o fascista…

(1) Epiqueya: interpretación moderada y prudente de la ley, según las circunstancias de tiempo, lugar y persona: los jueces han de decidir basándose en la justicia y en la epiqueya.
 

(*) Jaime Richart es antropólogo, y su articulo fue publicado originalmente en el digital Aporrea

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