La actual situación de alarma social con un decreto de confinamiento en casa agrava la desigualdad de género y magnifica las desigualdades ya existentes. Esta pandemia, y su gestión, están teniendo y tendrán un coste especialmente alto para las mujeres dándose ya infinidad de situaciones en las que las mujeres nos encontramos en situación de desigualdad.
Antes de todo deberíamos buscar el origen de toda esta situación para poder entender las consecuencias.
Entre los años 2010 y 2015 la sanidad pública catalana perdió 2.400 profesionales y más de 1.100 camas hospitalarias durante los gobiernos de Artur Mas. Estos recortes fueron denunciadas por muchos sectores sociales y desde los sindicatos combativos, se crearon muchas plataformas para detenerlas, donde se reivindicaba: No a los recortes, por una sanidad pública digna y de calidad.
Pero tanto el gobierno autonómico como el central, basándose en el omnipresente sistema capitalista, optaron por recortar la sanidad pública y ir privatizando gran parte del sistema sanitario, con el beneplácito del mundo empresarial y de los sindicatos afines al poder, que se avinieron a firmar y callar ante este atentado contra la salud pública.
Por lo tanto, la actual crisis sanitaria que estamos sufriendo es la consecuencia directa de aquellas recortes : la falta de personal, de camas, de EPIS, de respiradores y un largo etcétera no está permitiendo que nos podamos afrontar de manera digna y que dependan de la profesionalidad de todo el personal sanitario y de los servicios esenciales que arriesgan cada día su vida y la de sus familias. Se está produciendo una total falta de cumplimiento con respecto a la prevención de riesgos laborales que padecemos principalmente las mujeres, sin recursos para trabajar en condiciones y ni siquiera se nos hacen tests de diagnóstico, reservados a la clase política y patronal. Una gestión pésima de la crisis que lleva a la clase trabajadora a arriesgarse la salud.
La gestión de esta crisis está teniendo un gran impacto en colectivos ya de por sí muy vulnerables, feminizados, precarizados y en muchos casos, racializados, como el del personal de limpieza, cuidadores a domicilio, cajeras, auxiliares de ayuda a domicilio, camareras de piso y trabajadoras domésticas, muchas a tiempo parcial. La consecuencia inmediata: aumento del paro y pobreza femenina.
Queremos hacer mucha incidencia en la grave problemática que representa para las mujeres maltratadas, o en riesgo de sufrir violencia machista, el hecho de estar obligadas a convivir más tiempo con sus maltratadores, donde la violencia se acentúa y amplifica con el confinamiento.
El cierre de los centros educativos y otros aspectos derivados del confinamiento implican una doble carga en los cuidados, que desarrollamos en grandísima parte las mujeres.
En muchos casos además, debiendo compaginarlas con nuestros trabajos remunerados, aunque sea haciendo teletrabajo. La conciliación, en definitiva, concepto de por sí poco normalizado, se convierte en este caso prácticamente inexistente, sobre todo en cuanto a las familias monomarentales. Sin olvidar que muchas de las mujeres mayores de 65 años viven solas.
La administración, con unos servicios de atención social insuficientes, condena a los colectivos más precarios a una exclusión social, ampliándose la elevada feminización de la pobreza y provocando dificultades económicas para poder pagar el alquiler, luz, agua .. . Por el contrario, la ciudadanía en estamos organizando creando redes de apoyo mutuo en los barrios y poblaciones; donde se lucha por reivindicaciones concretas como la actual campaña de huelga de alquileres.
Las medidas económicas adoptadas por los Gobiernos han dejado otra vez fuera a colectivos precarizados y vulnerables, grupos sociales invisibilizados como los manteros, las trabajadoras sexuales, las trabajadoras del hogar, todos y todas trabajadoras de la economía sumergida.
Al mismo tiempo se da la situación contradictoria donde se hace una demanda de trabajo (campaña de la fruta), personas migradas para trabajar, pero sin regularizarse las y sin poder acceder a ningún servicio ni ayuda, dándose una clara vulneración de los sus derechos.
Nos indigna ver cómo se intenta normalizar la represión y en estos momentos lo estamos viendo con más intensidad. Un claro ejemplo es la brutalidad policial hacia personas que caminan por la calle que en ocasiones es criticada pero en otros es aplaudida y, incluso, reproducida: vecindario que interpela, denuncia o agrede a personas desde el balcón, haciendo de policías de nosotras mismas. Ante estos hechos, queremos volver a destacar la importancia de la solidaridad y la necesidad de la unión entre vecinas para luchar en contra de la represión y control de la policía y el Estado.
De igual manera denunciamos que cada comparecencia del gobierno se haga mediante los cuerpos represivos y militares del estado, haciéndonos así asumir y normalizar el país como un estado militarizado.
Todo ello agravado por los medios de comunicación que constantemente nos emiten un discurso de miedo, de mentiras, de insolidaridad y de conformismo, mostrando sus servicios al gobierno ya los empresarios.
Ante todo esto, la única manera de conseguir que esta crisis sanitaria, económica y social, no la pagamos las de abajo es, sin duda, la organización de la clase trabajadora, ejerciendo el apoyo mutuo, la solidaridad y luchando por la justicia social. Porque si todo lo producimos, todo lo decidimos.
COMO MUJERES ORGANIZADAS DE CGT EXIGIMOS:
• Medidas para prevenir y erradicar la violencia de género
• La incorporación de la perspectiva feminista en las políticas activas del trabajo
• Reconocimiento de los cuidados y del ámbito doméstico como un trabajo indispensable para el funcionamiento de la sociedad
• Dotación de recursos para conseguir una verdadera corresponsabilidad del trabajo de cuidados
• Regularización de todas las personas migradas y refugiadas
• Derecho a una sanidad pública y de calidad
• Que la administración haga medidas urgentes de protección de los col • lectivos más vulnerables: EPIS, alquileres, servicios básicos, alimentación, etc.
AHORA MÁS QUE NUNCA ES EL MOMENTO DE LUCHAR PARA LOGRAR UNA SOCIEDAD DONDE LA VIDA SEA EL CENTRO.
NO ESTOY ACEPTANDO LAS COSAS QUE NO PUEDO CAMBIAR, ESTOY CAMBIANDO LAS COSAS QUE NO PUEDO ACEPTAR. Angela Davis
Manifiesto realizado desde la Secretaria de Género SP Cataluña
Conjuntamente con Mujeres Libertarias