Las personas vivimos. Actuamos, hacemos cosas y tomamos actitudes. Más allá de eso, la gente puede hablar de nosotros, construirnos una imagen y, en la medida en que el tiempo va pasando, recordarnos. En este proceso, se nos construye una memoria que puede ser más o menos ajustada a los hechos que protagonizamos ya las aspiraciones que motivaron nuestras acciones.
Ayer hizo 75 años del fusilamiento de 8 anarquistas y sindicalistas de la CNT en Paterna, en el País Valenciano. A pesar de haber militado y muerte en la lucha por la revolución social, 7 de ellos son poco conocidos. El otro, Joan Peiró, es más famoso. Aparte de obrero manual, vidriero y autodidacta, ocupó cargos de responsabilidad dentro de la CNT, de la que fue secretario general, promovió cooperativas y su militancia le llevó a la cárcel varias veces, por anarquista y sindicalista, para defender la revolución social y el comunismo libertario. Dentro de su extensa trayectoria de lucha, fue durante unos meses ministro en el gobierno de Largo Caballero, hasta que las purgas estalinistas lo hicieron caer.
A partir de aquí, las memorias de los 8 fusilados de Paterna son diversas y contradictorias. Siete de ellos son poco recordados, si bien la familia de Peiró siempre ha insistido en mantener sus nombres cuando se habla de su fusilamiento. La memoria de Joan Peiró, en cambio, ha crecido notablemente en los últimos años. Su y la de otros destacados luchadores anarquistas y anarcosindicalistas, como Durruti, García Oliver o Federica Montseny. En apariencia esto debería ser un hecho positivo. Toda una serie de tradiciones militantes y de lucha silenciadas o, mejor dicho, directamente combatidas durante la construcción del régimen del 78 ahora vuelven a una cierta escena pública. Alguna foto suya cuelga en la pared de despachos municipales, se les cita en el Parlamento y políticos institucionales, los del régimen de siempre, ahora se descubren como sus admiradores.
Hoy este proceso lo hemos podido ver en Barcelona. Colectivos ciudadanos y de recuperación de la memoria histórica llevaban tiempo reclamando hacer un homenaje a Joan Peiró. La habían preparado desde hace tiempo. En los últimos días, desde el Ayuntamiento de la ciudad ha hecho una propaganda del acto, de tal manera que han copado el protagonismo. Un destacado teniente de alcalde ha hecho un discurso, el primero y, por cierto, el más largo. Ha hablado de Peiró como una persona que buscaba grandes mayorías, consensos y interesado en el municipalismo. En ningún momento he oido la palabra revolución, anarquismo, conflicto, lucha o clase obrera. En este mundo de la posveritat, el teniente de alcalde nos presentaba un Peiró que, casi, parecía haber fundado Barcelona En Común 80 o 90 años atrás.
Ante, la gran mayoría de los y las asistentes escuchando el discurso sabíamos que de haber vivido hoy, Peiró y el resto de los 8 fusilados estarían al otro lado de la barricada del teniente de alcalde. Con los trabajadores en huelga en el metro, Bicing y Teleférico. Luchando por los Parques y Jardines de la ciudad y contra la precariedad de los trabajadores / as interinos del propio ayuntamiento. Y si hubieran podido hablar seguramente habrían recordado al teniente de alcalde que la mejor memoria de honrar su memoria es aplicando políticas revolucionarias. Sin dilaciones y sin miedo.
Por el contrario, la placa destapada en honor de en Peiró, la que pretende fijar su memoria, daba más importancia a su vertiente de ministro que en toda una vida consagrada a la lucha anarcosindicalista ya la CNT. Una placa que habla de cómo murió, pero no de quienes fueron los verdugos. Ni se le relaciona de ninguna manera con el anarquismo o el anarcosindicalismo, que fue el eje de su acción política. Construye, pues, una memoria tergiversada de lo que fue su vida y su muerte.
Sigue siendo imprescindible la lucha para construir nuestra memoria. La de los y las nuestras y que debe servir a alcanzar nuestras aspiraciones que, básicamente, se concretan en la revolución social.
Jueves 27 de julio de 2017
* Artículo de Ermegol Gassiot, Secretario General de CGT Cataluña