El mismo día que se conocía el acuerdo entre la triada de “gobierno, patronal y sindicatos” para la nueva reforma laboral, se conocía que dentro de la partida de 4.300 millones destinados a “modernizar y digitalizar la Administración pública” habrá un jugoso “pellizquito” para la burocracia sindical.
Nada menos que 100 millones de euros para la “rehabilitación energética” de 42 inmuebles del patrimonio sindical. Se trata de edificios cuya titularidad pertenece al Estado pero cuyo uso está cedido a las organizaciones sindicales, en particular a CCOO y UGT, y las distintas patronales. Entre las sedes beneficiadas se encuentran las dos sedes centrales en la capital de ambos sindicatos y la de la CEOE.
Esta subvención directa fue publicada en el BOE el día de Nochebuena. Un buen regalo de Navidad por los servicios prestados este 2021 que no han sido en absoluto menores.
Las direcciones de Unai Sordo y Pepe Álvarez han avalado dos de las grandes reformas del gobierno “progresista” que la UE había definido como condición para el desembolso de los Fondos Next Generation. Una lluvia de 19 mil millones que se espera que llegue a los 27 mil el próximo año y que van en su inmensa mayoría a proyectos a cargo de las grandes empresas energéticas, constructoras y de telecomunicaciones del IBEX35.
Así las direcciones de CCOO y UGT firmaron la Ley Iceta, que prevé acabar con el “abuso de temporalidad” en las administraciones públicas a costa de dejar en la calle a miles de interinos e interinas, y han avalado la nueva reforma laboral que no solo incumple la promesa de derogación de la del PP de 2012, sino que certifica los principales ataques que ésta impuso entonces.
Las componendas entre la burocracia sindical y los diferentes gobiernos a costa de los derechos de la clase trabajadora no son nada nuevo. Ahora con el “progresista” y en particular con una ministra de Trabajo del PCE no ha cambiado en absoluto.
La necesidad de luchar contra esta lacra, recuperar secciones sindicales, comités y estas mismas centrales de mano de esta burocracia vendida, a la vez que peleamos por la autoorganización en los centros de trabajo, sigue siendo una tarea de vida o muerte para poder terminar con un corsé que es tan responsable como la misma patronal y los diferentes gobiernos de todo lo perdido en esta crisis y las anteriores.